Desarrollo Social y Capital Social

Un Enfoque Integral del
Desarrollo Comunitario

Primera ÉpocaJosé Eduardo Jorge, Florencia Censi y Juliana Bertucci

Casos de Construcción Comunitaria. Acción vecinal. Promoción de la pequeña y mediana industria. El empleo industrial. El desarrollo rural. Ir a la Parte 1: Capital social y pobreza. Casos y métodos en la Construcción Comunitaria

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De la Primera Época de Cambio Cultural: Noviembre de 2002

Un caso de acción vecinal en Baltimore

La Red Nacional de Construcción Comunitaria (NCBN) está integrada por 200 organizaciones de 100 ciudades. Creada en 1993, promueve encuentros y el intercambio de información, experiencias y técnicas entre los trabajadores comunitarios, especialistas, organizadores de instituciones religiosas, investigadores y estudiantes.

La NCBN presenta, por ejemplo, el caso del Comité de Acción Salvemos al Medio-Este, una organización vecinal de Baltimore que «ha utilizado técnicas básicas de organización y trabajo duro a la vieja usanza para forzar con éxito a la ciudad a prestar atención a sus necesidades». Baltimore, en el estado de Maryland, es uno de los principales puertos de EEUU. En esta ciudad industrial de 650 mil habitantes -donde está la tumba de Edgar Allan Poe- un grupo de vecinos del barrio Middle East se movilizó al enterarse por el diario Baltimore Sun que un plan del gobierno local preveía la demolición de sus hogares. [9]

El vecindario, con predominio de afroamericanos, se caracteriza por sus casas abandonadas, basureros clandestinos, inseguridad, desinversión y pérdida de valor de las propiedades. Las autoridades locales diseñaron un ambicioso proyecto de revitalización de 65 millones de dólares que contempla, en un plazo de 7 a 10 años, la construcción de un parque biotecnológico y un millar de viviendas. Según las proyecciones oficiales, el parque creará cuatro mil puestos de trabajo, un tercio de los cuales no demandará educación superior. Sin embargo, el proyecto requiere que muchas familias que han vivido en el lugar por más de setenta años sean desplazadas y que sus hogares -así como otras casas y edificios construidos a principios de siglo y elegibles como lugares históricos- sean demolidos.

La ciudad prevé compensar a los propietarios damnificados con un paquete de hasta 70 mil dólares y ayudarlos a encontrar vivienda en barrios cercanos, pero los vecinos no confían en el plan. Muchos desean seguir viviendo en su barrio y conseguir algunos de los nuevos empleos. Aducen además que sus hogares se han devaluado por años de desinversión y se quejan por la falta de servicios básicos, como recolección de basura y seguridad. Previendo que el valor de la propiedad aumentará cuando comiencen los proyectos de construcción, los residentes temen que la compensación sea insuficiente para volver al barrio. «Muchos de los vecinos son de edad avanzada -dice una habitante del barrio-. Si pierden su casa, no podrán dejarle nada a sus hijos».

El primer paso del comité de acción vecinal fue convocar a una serie de reuniones que atraían normalmente a medio centenar de personas, jóvenes y adultos, propietarios e inquilinos. El grupo recibió el apoyo de la Fundación Annie E. Casey. Los dirigentes comunitarios comenzaron a reunir información sobre el plan gubernamental y la presentaron a los vecinos traduciéndola a un lenguaje que todos pudieran entender.

También fueron invitados a exponer los funcionarios locales, a quienes los vecinos aclararon que no estaban abiertamente opuestos al proyecto. El objetivo de los residentes era que el gobierno local comprendiera que debía consultarlos y que los considerara socios en el proceso de planeamiento. Los funcionarios ven ahora al comité como la voz oficial del vecindario y el tratamiento del plan por parte del consejo de la ciudad ha perdido velocidad. Las autoridades acordaron revisar sus ideas sobre la relocalización de las familias, comprendiendo que el monto de las compensaciones previstas es insuficiente. Están pensando en incorporar al proyecto viviendas destinadas a hogares con distintos niveles de ingreso, así como servicios de cuidado infantil y capacitación laboral.

El comité vecinal está forjando nuevas alianzas con instituciones fuera de la comunidad, como la Asociación de Vivienda, el Sindicato de Trabajadores y los 1000 Amigos de Maryland, que están dispuestos a compartir su experiencia y recursos. Las autoridades locales crearon un ente sin fines de lucro para dirigir el desarrollo del parque biotecnológico y el comité vecinal impulsa una adecuada representación de los residentes en su consejo directivo. Los vecinos dicen que seguirán dirigiendo sus esfuerzos hacia el proyecto de la ciudad, pero que su próximo paso será enfocarse en la juventud de la comunidad.

Los criterios, según la Red Nacional
de Construcción Comunitaria

Aunque los miembros de la Red Nacional de Construcción Comunitaria provienen de distintos campos y experiencias y difieren en sus enfoques sobre la pobreza, comparten una serie de principios que la red ha establecido como guía para la acción:

  • Integrar el desarrollo comunitario y las estrategias de servicios sociales: los esfuerzos tradicionales contra la pobreza han separado los proyectos de infraestructura de los destinados a ayudar a las familias y desarrollar capital humano, cuando en realidad cada uno necesita del otro para ser exitoso.
  • Promover los valores y la historia de las diversas tradiciones culturales y grupos étnicos, así como la igualdad racial.
  • Forjar alianzas a través de la colaboración: la construcción comunitaria requiere el trabajo de todos los sectores -vecinos, organizaciones comunitarias, negocios, escuelas, instituciones religiosas, organismos de servicios sociales y de salud-, en una atmósfera de confianza, cooperación y respeto.
  • Comenzar a partir de las condiciones locales: no hay una aproximación única a la construcción comunitaria, sino que los mejores esfuerzos se adaptan las realidades locales.
  • Apoyar a las familias y a los chicos: familias fuertes son el basamento de comunidades fuertes.
  • Construir a partir de las fortalezas y los activos de la comunidad
  • Fomentar una amplia participación comunitaria: muchos programas comunitarios se han profesionalizado y aislado de las personas a las que sirven. Son los residentes de la comunidad quienes deben dar forma a los nuevos programas y políticas.

¿Cómo retener y expandir las pymes industriales?

Una de las organizaciones no gubernamentales de alcance nacional que brinda asistencia técnica y capacitación a quienes emprenden este tipo de iniciativas es el Centro para el Cambio Comunitario (CCC). Con sedes en Washington y San Francisco, el CCC está integrado por un staff permanente de 84 expertos en desarrollo y organización comunitaria, capacitación de dirigentes, desarrollo económico, vivienda, trabajo, banca y servicios sociales.

El objetivo del CCC es «reducir la pobreza y reconstruir las comunidades de bajos ingresos». «Creemos -afirman- que los mismos pobres, a través de las organizaciones que están bajo su control, necesitan conducir los esfuerzos para eliminar la pobreza». El CCC proporciona asistencia integral en el terreno a grupos comunitarios, desde asesoramiento para la organización hasta búsqueda de financiamiento para proyectos de empleo, emprendimientos productivos, capacitación laboral y vivienda. Procura que las organizaciones con objetivos similares formen alianzas a nivel local o regional, convoca a los dirigentes y trabajadores comunitarios a foros y debates y difunde investigaciones e informes.

Una de los estudios recientes del CCC analiza experiencias exitosas de organizaciones comunitarias para retener y expandir puestos de trabajo industriales ocupados por habitantes de barrios pobres. [10]

En EEUU el empleo industrial ha venido cayendo durante años y los nuevos puestos han sido generados fuera de las áreas urbanas donde vive la mayoría de los pobres. La pérdida de empleos industriales muestra una fuerte correlación con tasas elevadas de pobreza y desocupación, especialmente entre los varones afroamericanos.

Los programas de expansión y retención industrial estudiados por el CCC suponen que los puestos industriales pueden proporcionar buenos empleos para las personas con educación limitada y que, si bien en una economía dinámica algunas empresas cerrarán o se desplazarán, el número total de puestos puede aumentar si se retienen y expanden las compañías viables. Otro supuesto es que las empresas, especialmente las más pequeñas y de propiedad local, buscan evitar los costos financieros y operativos de cambiar de localización, y que para sobrevivir y expandirse en su lugar de origen necesitan que sus productos sigan siendo competitivos. Un programa efectivo debe entonces mejorar su capacidad para competir, ayudándolas a conseguir trabajadores calificados y dando asistencia en áreas como marketing y tecnología.

Las organizaciones que implementan los programas estudiados son modestas en tamaño y presupuesto, apelan a la formación de alianzas para brindar muchos de sus servicios y requirieron de cinco a diez años para desarrollar suficiente experiencia y relaciones. Uno de los casos es el de la Red de Retención y Expansión Industrial del Oeste (Wire-Net) de Cleveland, en el estado de Ohio. La red fue creada en 1986 por tres corporaciones de desarrollo comunitario, con un presupuesto inicial de 95 mil dólares, en medio de un periodo de fuerte declinación industrial en la región. Su objetivo es «proporcionar oportunidades de empleo para los residentes del área y promover la colaboración entre residentes y empresas». Los servicios están dirigidos a las industrias metálica, textil y de la madera.

En el consejo directivo de Wire-Net hay un representante de cada una de las corporaciones comunitarias; cada corporación designa a su vez tres miembros del sector empresario. El resultado es una asociación dirigida por empresarios que, al mismo tiempo, orienta sus acciones para beneficio de la comunidad. De acuerdo con el estudio del CCC, enfocarse en las pequeñas empresas locales y hacerlas participar en las iniciativas -tanto en su diseño como en la conducción de las organizaciones que las implementan- son dos de las características centrales de las experiencias exitosas. Las pequeñas empresas son las que más necesitan los servicios del programa y, al ser también «dueñas» de él, están dispuestas a permitir intervenciones dentro de la planta.

Wire-Net utiliza su presupuesto actual de 443 mil dólares para proveer capacitación y empleo a trabajadores con o sin experiencia previa y brindar a las pymes asistencia en modernización tecnológica y gerenciamiento, pool de compras, capacitación para gerentes y supervisores, asesoramiento para la localización de la planta y apoyo en la gestión ante la ciudad de Cleveland para mejoras en infraestructura y otros servicios. Se estima que, hasta 1995, Wire-Net retuvo o atrajo 1.082 empleos y 18 empresas (en el área hay un total de 350 compañías que emplean a 13 mil trabajadores), con costos por puesto creado o conservado que se encuentran muy por debajo de los correspondientes a los programas oficiales. En los empleos generados para los residentes, la participación de las personas de bajos ingresos y de color es el doble que la proporción de estas últimas en el conjunto de la población.

Los criterios para los programas
comunitarios de empleo industrial

El estudio concluye que las experiencias comunitarias exitosas de retención y expansión industrial reúnen una serie de características en cinco áreas:

  • Estructura y visión organizacional: Además de hacer partícipes a las pequeñas empresas en el diseño del programa y en el gobierno de la asociación que lo implementa, estas iniciativas se esfuerzan por desarrollar fuertes relaciones personales con los dirigentes industriales a través de frecuentes encuentros cara a cara. Los servicios ofrecidos se ajustan así a las necesidades de las empresas y permiten que la iniciativa gane credibilidad. Una vez que el programa se ha convertido en un aliado concreto de los industriales, por ejemplo al ayudarlos a obtener trabajadores calificados, la puerta está abierta para ampliar su compromiso a otros temas de interés común para ellos y la comunidad, como el apoyo a las escuelas locales para capacitar a los jóvenes en la industria. «El intervalo entre brindar servicios a las empresas e involucrar a éstas en el servicio a la comunidad no necesita ser largo, pero la secuencia es importante», señala el estudio del CCC. Otro punto esencial es que la institución responsable de la iniciativa tenga una misión clara y consistente, con una triple agenda: retener y expandir las empresas industriales; capacitar o emplear y retener o actualizar a los trabajadores locales; y mejorar la comunidad tanto para la industria como para los residentes.
  • Concepto y diseño del programa: La iniciativa debe concentrarse en retener y hacer crecer la industria, lo cual difiere del enfoque de intentar sólo atraer nuevas empresas en lugar de mantener y expandir las existentes; las empresas prefieren generalmente no radicarse en otra parte si pueden elegir. El programa ha de enfocarse también en capacitar a las personas con limitada educación y oportunidades y en vincularlas con nuevos empleos. Los industriales tienen dificultades para encontrar nuevos trabajadores capacitados y en este punto la iniciativa les permite ahorrar tiempo y dinero, además de contribuir a su productividad. Es necesario que las empresas se involucren directamente en el diseño de las currículas e, idealmente, en las acciones de capacitación. También que el tipo de cursos sea consistente con los puestos que demandan las firmas. La capacitación laboral es un buen contexto para mejorar la educación básica y, en particular, el alfabetismo informático. Otros objetivos de importancia son los de ayudar a las empresas a encontrar una buena localización en el área y proveer otros servicios de valor para ellas a medida que cambian las condiciones y necesidades. La obtención de subsidios y desgravaciones impositivas no cumplió un rol central en las experiencias estudiadas, aunque sí, en algunos casos, la información sobre fuentes de financiamiento a tasas razonables.
  • Desarrollo de capacidades propias: Las instituciones comunitarias que implementan este tipo de programas combinan en distinta medida capacidades propias y servicios tercerizados a través de alianzas. Sin embargo, en todos los casos las organizaciones poseen un grupo de dirigentes y profesionales talentosos, dedican tiempo al planeamiento y el análisis y comprometen al menos a cierto número de empresarios para participar en el consejo directivo, ayudar al desarrollo del proyecto, ser los primeros en hacer uso de la asistencia y sostener la misión de beneficiar a la vez a los negocios y a la comunidad. Esta participación de los empresarios, dice el estudio del CCC, «es necesaria para superar el problema del huevo o la gallina de querer lograr credibilidad brindando servicios de calidad pero carecer de credibilidad para atraer a los primeros clientes».
  • Asistencia y alianzas externas: Debido a que sólo algunos de los servicios pueden generar ingresos, es de la mayor importancia que las instituciones obtengan fondos para su funcionamiento operativo, por ejemplo de fundaciones privadas, gobiernos locales, etc. En EEUU el gobierno local parece cumplir un rol significativo en el éxito de estas iniciativas. Una adecuada respuesta de su parte ayuda a que los empresarios sientan que pueden continuar operando ventajosamente en su actual localización. Tanto las ciudades como los estados están en condiciones de contribuir al éxito de los esfuerzos civiles y privados a través del apoyo operativo, mejoras de infraestructura, préstamos y capacitación laboral específica. Por último, más allá de las necesidades de financiamiento, las organizaciones estudiadas por el CCC han establecido una compleja red de alianzas que les permiten reducir la necesidad de desarrollar costosas capacidades internas.
  • Contexto económico y social: Los estudios muestran que los proyectos tienen impactos positivos bajo una variedad de condiciones de mercado. Wire-net, por ejemplo, logró emplear anualmente a 150 trabajadores en medio de cíclicas caídas y ascensos de la actividad. Una limitación puede ser la falta de capital social. Esto se observa cuando hay pocos inversores dispuestos a esperar para obtener sus retornos o a aceptar menores ganancias para beneficiar a la comunidad. También representan un problema los inadecuados servicios educativos. El estudio del CCC mostró que las escuelas públicas fallaban en proporcionar capacitación informática y que los cursos vinculados con temas propios de la industria se habían perdido o estaban basados en máquinas y técnicas obsoletas.

Una experiencia en el ámbito rural

Varios estados del Noroeste y de las llanuras altas de EEUU han sido afectados por profundos cambios en la agricultura. El proceso de concentración de la producción condujo en algunos casos a una fuerte caída de la población rural y a un agravamiento de la pobreza. Dakota del Norte, por ejemplo, perdió 2.200 explotaciones durante los años 90, mientras que en la mitad de sus condados la población se redujo al menos un 10%. Situaciones similares se presentan en otros estados de la región, en el ámbito rural y en pequeños pueblos y ciudades afectados no sólo por el declive de la agricultura sino también por el de la minería y la explotación maderera.

Varios grupos comunitarios locales han estado trabajando durante años para mejorar las condiciones de vida de la población rural pobre. Uno de sus principales problemas era la construcción de nuevas viviendas. Debido a la declinación de las comunidades rurales, el valor de una vivienda unifamiliar terminada es generalmente inferior al costo de construcción. El financiamiento público es limitado debido a la reducida población, pero los costos casi tan elevados como en las áreas metropolitanas a raíz de la extensa geografía.

A partir de 1995 el Centro para el Cambio Comunitario (CCC) comenzó a brindar asistencia a grupos comunitarios de Dakota del Norte y del Sur, Oregon, Montana e Idaho. [11] Para desarrollar un plan de viviendas accesibles había que resolver los problemas de escala. La conclusión era que ninguna comunidad o grupo podía por sí solo lograr la escala necesaria para edificar a un costo razonable. La solución estaba en cruzar las fronteras de los estados y que los diversos grupos colaboraran entre sí. El resultado fue la creación de la red Colaborativa Rural.

Durante el primer año, un especialista del CCC trabajó para crear una red informal de dirigentes de instituciones comunitarias sin fines de lucro pertenecientes a los distintos estados. En 1996 la red se unió a otros grupos de organización comunitaria a fin de obtener financiamiento para vivienda en un banco regional. Al año siguiente las seis organizaciones fundadoras de Colaborativa Rural decidieron actuar en conjunto para conseguir fondos destinados a su funcionamiento operativo. Ninguna tiene un presupuesto anual superior a los 100 mil dólares. La red está integrada ahora por 10 grupos. Ha terminado 130 viviendas uni y multifamiliares y tiene otras 40 en construcción. También ha creado nuevos empleos para personas de bajos ingresos y logrado más financiamiento bancario.

De acuerdo con el CCC, el desarrollo de relaciones de apoyo mutuo, combinado con la asistencia técnica, es el aspecto más importante que explica los buenos resultados de la experiencia. La red Colaborativa Rural se ha convertido en una organización intermediaria sin fines de lucro, con su propio personal y consejo directivo. Sus servicios se han ampliado hasta incluir la asistencia técnica a diversos grupos comunitarios que encaran planes de vivienda y el otorgamiento de préstamos a sus afiliados.

«La colaboración es una herramienta de liderazgo y aprendizaje», sostiene el CCC. En el caso descripto, la cooperación de unas pocas personas y organizaciones «ayudó a aumentar su producción, habilidades y visión, y a crear un recurso regional para construir viviendas accesibles».

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José Eduardo Jorge, Florencia Censi y Juliana Bertucci (2002):
«Capital Social y Pobreza. Casos y Métodos en la Construcción Comunitaria»
Cambio Cultural, Buenos Aires, Noviembre.
Artículo original en Internet Archive

Tema Ampliado: I II – III – IV 

Cambio Cultural
Cultura Política Argentina

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NOTAS

[9] Jamie Allison (2002): In Baltimore’s Middle East, residents join together when their homes and neighborhoods are threatened, National Community Building Network.
[10] Neil S. Mayer (1998): Saving and creating good jobs: a study of Industrial Retention and Expansion Programs, Center for Community Change.
[11] Gary Sandusky: The Rural Collaborative: Building Relationships and Units. Housing & Neighborhoods, Center for Community Change, Summer 2002, pp. 4-5.