Concepciones de la Democracia y Cultura Política

Valores Emancipatorios
e Índices de Democracia

José Eduardo JorgeJosé Eduardo Jorge

Cultura PolíticaEl artículo examina las altas correlaciones observables entre una diversidad de medidas de democracia existentes y el índice de Cultura Política Democrática construido mediante una selección sistemática de los valores de emancipación de Inglehart y Welzel. Se analizan los indicadores de nivel y calidad de la democracia de Freedom House, Banco Mundial y Bertelsmann Stiftung, el Barómetro del Centro de Investigaciones en Ciencias Sociales de Berlín (WZB) y la Universidad de Zúrich (UZH) y dos medidas de “Democracia Efectiva” propuestas en la literatura. Las secciones posteriores del Informe exponen las elevadas correlaciones de estas medidas con los valores culturales de Schwartz y las coincidencias empíricas y conceptuales de la teoría de este autor con la de Inglehart y Welzel. Finalmente, a partir de una muestra de 100 países, las variables culturales de las dos teorías son usadas para predecir cada uno de los índices de democracia en modelos de regresión multivariados, que incluyen una batería de variables de control económicas, políticas y sociales. El análisis permite indagar los valores que subyacen en distintos modos de concebir y medir la democracia. Ver: Índice de Cultura Política Democrática      

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En este Informe parto de dos teorías convergentes, altamente formalizadas y con sólido respaldo empírico –las teorías de los valores desarrolladas por Ronald Inglehart y Christian Welzel y por Shalom H. Schwartz-, para explorar la naturaleza de las orientaciones culturales que surgen de analizar una variedad de enfoques conceptuales y operativos de la democracia.

En Jorge (2015) presenté un Índice de Cultura Política Democrática (ICPD), que construí a partir de datos de la World Values Survey (Encuesta Mundial de Valores o WVS) mediante una selección sistemática de valores de “autoexpresión” o “emancipación” (Inglehart, 2018, 1997,1990; Welzel, 2013; Inglehart y Welzel, 2005).

Aplicando el análisis de regresión multivariado con una muestra de más de 80 países, mostré la capacidad del ICPD para predecir el nivel de democracia medido por el índice de Derechos Políticos y Libertades Civiles de Freedom House. En Jorge (2017) usé el mismo enfoque para la predicción del estado de derecho y la corrupción percibida en el nivel transnacional. En ambos trabajos examiné un número de puntos de convergencia entre la teoría de los valores de Inglehart y Welzel y la de Schwartz.

Extendí y profundicé esa perspectiva de análisis en Jorge (2018) utilizando una diversidad de índices de democracia, a fin de indagar los valores que subyacen en distintos modos de concebir y medir esa forma de gobierno. Además de ahondar teórica y empíricamente en las coincidencias de las dos teorías mencionadas, utilice sus variables culturales clave para predecir, a partir una muestra de 100 países, cada una de las medidas de democracia, mediante modelos de regresión multivariados que incluyen una batería de variables de control económicas, políticas y sociales.

Aquí expongo en detalle los resultados de este último paper. En el presente artículo –el primero de los cuatro que componen el Informe- detallo las características de los distintos índices de democracia y estudio sus correlaciones con el Índice de Cultura Política Democrática (ICPD).

Nuevos Enfoques en la Medición de la Democracia

En los últimos años se ha asistido a una gran expansión de los estudios consagrados a los criterios teóricos y metodológicos para medir la democracia, al tiempo que se han multiplicado las iniciativas para producir índices y series temporales de datos (Munck, 2009).

La democracia puede ser definida operativamente como una variable continua –una cualidad que todos los regímenes poseen en algún grado- o de clasificación, con dos o más categorías (Jorge, 2010: 43-4). La evidencia sugiere que la validez y confiabilidad de las escalas de grado es superior en la mayoría de las situaciones (Elkins, 2000).

Dentro del creciente abanico de índices disponibles, no hay solución obvia al problema de seleccionar el más apropiado para una aplicación dada. Las distintas medidas suelen diferir en el tipo y cantidad de sus componentes e indicadores, en el peso que les otorgan y en los criterios de agregación. Si a pesar de su diversidad conceptual y operativa exhiben altas correlaciones entre sí, “las sutiles diferencias entre ellas pueden y suelen afectar los resultados sustantivos” de investigación (Pemstein et al., 2010).

Los índices existentes, con pocas excepciones, se basan solo en el juicio de expertos, que evalúan el desempeño de cada país en cada uno de los ítems considerados. Bollen y Paxton (2000) descubrieron “errores sistemáticos” causados por “los sesgos perceptuales de los jueces que hacen los ránkings subjetivos”. Subrayan, sin embargo, que gran parte de los trabajos de investigación y diseño de políticas “presupone la exactitud” de estos indicadores.

Los errores de medición, derivados a menudo de estos sesgos o inconsistencias de los jueces, han sido observados en los dos índices más populares: Polity y Freedom House (Armstrong, 2011; Treier y Jackman, 2005). Armstrong vio que la escala 1 a 7 del índice de Freedom House suele dar una nota distinta a países similares, o la misma a países que difieren significativamente. Esto puede ser “sustantiva o estadísticamente relevante” en los estudios comparativos y en los modelos predictivos.

Coppedge y Gerring (2011) van más lejos al señalar que “no hay consenso sobre cómo conceptualizar y medir los regímenes políticos” para realizar comparaciones “significativas” entre países y a lo largo del tiempo. El debate, dicen, es a la vez “descriptivo y normativo”; envuelve lo que las democracias “son” y lo que “deberían ser”. Estos investigadores distinguen al menos siete “concepciones” de la democracia, que descansan en diferentes “principios”: electoral, liberal, participativa, deliberativa, igualitaria, consensual y mayoritaria. Su perspectiva converge con la de los “modelos de democracia” (Held, 2006).

Por lo antedicho, contrastar empíricamente en el orden transnacional las relaciones de los indicadores de cultura política con los niveles de democracia medidos con diferentes criterios es indispensable para poner a prueba la validez del enfoque. De este modo es posible también indagar si las diferencias en los puntajes que los diversos índices de democracia asignan a un país están asociadas con diferencias sistemáticas en los valores sociales prevalecientes y en otros factores económicos, políticos y sociales.

Democracia Efectiva y Estado de Derecho

La Tabla 1 detalla las medidas de democracia utilizadas en este Informe. A fin de aplicarlas a nuestros análisis, he uniformado todas las escalas tipificándolas en intervalos con valores entre 0 y 1.

Tabla 1
Índices de Democracia: Descripción

Índices de Democracia. Freedom House, Voz y Rendición de Cuentas, Bertelsmann, Barómetro de la Democracia, Democracia Efectiva
Para los análisis de este Informe, las escalas de todos los índices han sido tipificadas con valores entre 0 y 1. Fuente: Jorge, José Eduardo (2018). Valores Democráticos para Tiempos de Crisis. Hallazgos de Dos Teorías. Question, 1(57), 1-33.

El índice original de Freedom House (FH) se basa en dos escalas cuasi-continuas con sub-puntajes de 0-40 para derechos políticos y 0-60 para libertades civiles. Al asignar el valor final del índice, estos dos componentes son recalculados en puntajes de 1 a 7. Este re-escalamiento puede tener consecuencias sustantivas. Merkel, Bochsler et al. (2016: 5) subrayan que conduce a “una reducción artificial de varianza”.

Debido a esto computé un segundo índice con sub-puntajes (FHS), que es la suma simple de las dos escalas iniciales. Esto implica además otorgar al componente de libertades civiles un peso mayor que el de derechos políticos en comparación con la medida FH original, Los datos de los sub-puntajes por país están disponibles desde el año 2003.

Las dos medidas de Democracia Efectiva (Effective Democracy Index ó EDI) aquí utilizadas proceden de cálculos propios aplicando instrumentos desarrollados por Inglehart y Welzel. Para estos autores, la brecha entre la democracia formal y la real tiende a cerrarse a través del estado de derecho, que es el cumplimiento efectivo –no solo el reconocimiento nominal- de las libertades civiles y políticas (Inglehart y Welzel, 2005: 153; Jorge, 2017). La ausencia de corrupción es un aspecto clave, pues la “integridad de la elite” refleja el grado en que ésta se somete a la ley y respeta los derechos de los ciudadanos.

En la práctica se observa que los indicadores de estado de derecho elaborados por distintas organizaciones, empleando –como sucede con las medidas de democracia- diferentes criterios conceptuales y operativos, no solo tienen elevadas correlaciones entre sí, sino también con los índices de transparencia o corrupción percibida (Jorge, 2017).

En sucesivos trabajos, Inglehart y Welzel han operacionalizado su concepto de Democracia Efectiva con algunas variaciones. La ecuación para el cálculo de lo que aquí denomino EDI I es la siguiente (Alexander, Inglehart y Welzel, 2011):

Fórmula de cálculo del índice de Democracia Efectiva (Effective Democracy) de Inglehart y Welzel

RLI y CCI son los índices de Estado de Derecho (Rule of Law Index) y Control de la Corrupción (Control of Corruption Index) que forman parte de los Worldwide Governance Indicators (WGI) del Banco Mundial (Kaufmann, Kraay y Mastruzzi, 2010). El RLI mide las percepciones sobre el respeto por los contratos y derechos de propiedad, la calidad de la justicia y la policía y la incidencia del delito y la violencia. El CCI mide la percepción sobre el uso del poder público para beneficio privado y la “captura” del Estado por las elites e intereses privados. Basados en múltiples fuentes de evaluación de riesgo y encuestas a la población, la correlación entre ambos indicadores es 0,95. Para efectuar los cálculos de EDI I, he tipificado las escalas de FHS, RLI y CCI de modo que las tres varían entre 0 y 1.

Una versión alternativa de democracia efectiva es el índice de “Logro Democrático” (Democratic Achievement) de Welzel (2013: 260), que aquí llamo EDI II:

Fórmula de cálculo del índice de Logro Democrático (Democratic Achievement de Welzel

El segundo término a la derecha de la ecuación contiene dos índices –PIR y ER- elaborados por el proyecto CIRI (Cingranelli-Richards Human Rights Data Project). Esta iniciativa reúne medidas estandarizadas –fundadas en datos fácticos- de las “prácticas” de los gobiernos de casi todos los países del mundo referidas a un amplio abanico de derechos humanos (Cingranelli y Richards, 2010).

Los Derechos de Integridad Física (PIR o Physical Integrity Rights) miden el grado en que los gobiernos respetan los derechos de las personas a no sufrir tortura, desaparición forzada, ejecuciones extrajudiciales y encarcelamiento político. Los Derechos de Empoderamiento (ER ó Empowerment Rights) comprenden las libertades de movimiento –doméstico e internacional-, expresión, asociación y religión, así como los derechos de los trabajadores y a la auto-determinación electoral.

Otros Índices de Democracia

Voz y Rendición de Cuentas (VAI ó Voice and Accountability Index) es otro de los Worldwide Governance Indicators (WGI) del Banco Mundial. Captura las percepciones del grado en que los ciudadanos de un país son capaces de participar en la elección de su gobierno, así como las libertades de expresión, asociación y prensa.

Como los demás indicadores WGI, VAI se construye combinando datos de numerosas fuentes secundarias de información, que relevan las opiniones y experiencias de ciudadanos, emprendedores y expertos en los sectores público, privado y de las organizaciones no gubernamentales. La metodología aplicada para agregar los datos de esta variedad de fuentes, conocida como “Modelo de Componentes No Observados” (UCM), está expuesta en Kaufmann, Kraay y Mastruzzi (2010).

El Barómetro de la Democracia (DB ó Democracy Barometer) es un proyecto desarrollado por el Centro de Investigación en Ciencias Sociales de Berlín (WZB ó Wissenschaftszentrum Berlin für Sozialforschung) y la Universidad de Zúrich (UZH). Su objetivo es superar los problemas de los índices previos midiendo las finas diferencias de “calidad” entre las “democracias establecidas”.

Según Bühlmann, Merkel, Müller y Weßels (2012: 520), la mayoría de las medidas preexistentes descansan en una idea “excesivamente simple” de la democracia, no tienen una “lógica conceptual sólida”, sufren problemas de “redundancia y fusión de conceptos” y “no demuestran una elevada validez y confiabilidad”. Tampoco han sido adecuadamente justificados las reglas y niveles de agregación de los indicadores que las componen.

Estos índices “no son lo suficientemente sensibles para medir las sutiles diferencias entre las democracias establecidas”. La causa principal, entre las limitaciones teóricas y metodológicas señaladas, es su “concepción minimalista” de un “fenómeno complejo” como la democracia.

El Barómetro DB se basa en un concepto de “rango medio” de esta forma de gobierno. Apunta a superar el minimalismo de raíz schumpeteriana, pero sin incorporar las interpretaciones “maximalistas” enfocadas en los “productos” de la democracia, como la distribución equitativa de los recursos (Ibíd.: 521).

Su premisa es que la democracia procura establecer un equilibrio entre los valores de la libertad y la igualdad y que esto requiere el control institucionalizado de las autoridades políticas, un aspecto que la distingue de las autocracias. Para garantizar estos tres “principios fundamentales” es necesario cumplir nueve “funciones”, tres por cada uno de ellos. El principio de la libertad depende de garantizar las “libertades individuales” y una “esfera pública” vigorosa en el marco del “estado de derecho”. La igualdad solo es posible si hay “transparencia”, “igual participación” y una adecuada “respuesta” de las autoridades en términos de representación. El control requiere, en su dimensión vertical, de la “competencia” política; en el nivel horizontal, de las “restricciones mutuas”, y finalmente de la “capacidad de respuesta” por parte del gobierno.

Cada una de estas nueve funciones se divide en dos “componentes” y éstos, a su vez, en “subcomponentes” (53 en total). Por último, en el nivel más bajo de medición de este “árbol conceptual”, los subcomponentes se desagregan en “indicadores” (Merkel, Bochsler et al., 2016).

El Barómetro de la Democracia se distingue también de otras escalas por su elevado número de indicadores –más de 100- y por el hecho de no apoyarse solo en evaluaciones de expertos, sino además en datos fácticos y otros provenientes de encuestas. Su limitación es que hasta ahora se ha aplicado solo al universo específico de las democracias estables.

El Índice de Transformación de la fundación Bertelsmann (BTI ó Bertelsmann Transformation Index), de frecuencia bianual, se extiende a 129 países en desarrollo, incluidas las autocracias, Basado en el juicio de expertos, evalúa, entre otros aspectos, el “estado de la democracia” en su proceso de “transformación” hacia una situación “consolidada” (Donner, Hartmann y Schwarz, 2016).

El BTI mide, por otra parte, el estado de “transformación económica”, así como la calidad de la “administración” de gobierno –ponderada por el “nivel de dificultad” o restricciones a las que éste debe hacer frente-. Estos componentes del índice han sido excluidos de nuestro análisis, enfocado exclusivamente en el “estado de la democracia” (“democracy status”). Este último se mide en términos de cinco “criterios”, que los jueces evalúan respondiendo a un total de 18 preguntas. Los criterios son la “estatalidad”, la “participación política”, el “estado de derecho”, la “estabilidad de las instituciones democráticas” y la “integración política y social”.

El concepto de democracia en que descansa el BTI va más allá de las definiciones confinadas a las elecciones libres y los derechos civiles básicos. La “estatalidad” (“stateness”) es considerada una pre-condición de la democracia y evaluada a través de preguntas específicas sobre las estructuras administrativas y el monopolio de la fuerza por parte del Estado. También hay un énfasis especial en la consolidación de la democracia. Se abordan, entre otros puntos, el control del mal uso del cargo público, la calidad de la representación en relación con el sistema de partidos y los grupos de interés, el capital social y el nivel de aprobación de las normas y procedimientos democráticos por parte de los ciudadanos.

La fundación Bertelsmann cuenta con otro instrumento, los Indicadores de Gobierno Sustentable (SGI o Sustainable Governance Indicators), destinados a los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Integran este organismo las naciones industrializadas y un número de economías emergentes.

El objetivo de los SGI es abordar una cuestión central para las sociedades de principios del siglo XXI: “lograr que las políticas públicas tengan resultados sustentables e imbuir a las decisiones políticas de un foco de largo plazo” (Schraad-Tischler y Seelkop, 2016: 2). El proyecto asume que desafíos como la globalización económica, la desigualdad social, la escasez de recursos y el cambio demográfico exigen a los responsables de formular e implementar las políticas de gobierno la capacidad de adaptarse con rapidez y aprender de las experiencias de otros.

Idealmente, las políticas deberían apuntar a mantener o mejorar la calidad de vida de las generaciones presentes y futuras, pero la mayoría de los gobiernos de los países desarrollados actúa pensando en el corto plazo. Son ejemplos el creciente endeudamiento público, la asignación desigual de las oportunidades de participación y el derroche de los recursos naturales.

Los SGI han sido concebidos como un “instrumento de monitoreo”, que busca proveer “conocimiento práctico aplicable a la tarea diaria de diseño de políticas” (Ibíd.) Comprenden tres índices: Desempeño de las Políticas de Gobierno, Gobernanza y Calidad de la Democracia.

Nuestro análisis usa exclusivamente el índice de Calidad de la Democracia. En el marco de los SGI, “el estado de derecho y la capacidad de los ciudadanos de participar en los procesos políticos son esenciales para asegurar el buen desempeño y la estabilidad a largo plazo del sistema político” y, por lo tanto, el gobierno sustentable (Ibíd.: 8).

Esta medida de calidad democrática se basa en la evaluación de expertos a partir de 15 indicadores cualitativos clave reunidos en cuatro criterios: “procesos electorales” –que comprenden los procedimientos para las candidaturas y el registro de votantes, el financiamiento de los partidos y las oportunidades de democracia directa-, “acceso a la información” –libertad y pluralismo de los medios y disponibilidad de información de gobierno-, “derechos civiles y libertades políticas” y “estado de derecho”, que incluye el nivel de certidumbre legal, la revisión judicial de las leyes y la prevención de la corrupción.

Cultura Política, Valores Emancipatorios y Nivel de Democracia

Examinaremos en primer lugar las relaciones de todos estos índices de democracia con el Índice de Cultura Política Democrática (ICPD) formulado a partir de una selección sistemática de los valores emancipatorios o de “autoexpresión” de Inglehart y Welzel (2005).

El ICPD Base es un promedio ponderado de las proporciones de la población de cada país que firmó un petitorio (acción política); está en desacuerdo con que los hombres son mejores líderes que las mujeres y tienen prioridad para los empleos (igualdad de género); aprueban la homosexualidad y el divorcio (respeto por los otros); priorizan la libertad de expresión y la participación en las decisiones de gobierno, el trabajo y la comunidad sobre otras necesidades materialistas (aspiraciones de libertad) y confían “en la mayoría de la gente” (Jorge, 2015).

En una versión mejorada de este instrumento –pero con datos para menos países-, que hemos llamado ICPD Refinado, sustituyo esta “confianza no especificada” por una medida de “confianza generalizada”, que abarca siempre a los extraños y a las personas de otra religión o nacionalidad (Jorge, 2016a, 2017).

Los datos de los valores emancipatorios son producto de procesamientos propios a partir de las bases de las ondas 5 y 6 de la World Values Survey, que se extienden al periodo 2003-2014. Incluyen 83 países para el ICPD Base y 69 para el ICPD Refinado. La Tabla anexa (Valores Democráticos en Inglehart y Schwartz) muestra el valor final por país del ICPD Base (ver también los datos nacionales de los componentes del ICPD Base y los valores del ICPD Refinado). La Tabla anexa presenta además los valores por país de cada uno de los índices de democracia, que son promedios trianuales (o bianuales, según los datos disponibles) centrados en el año en que la WVS relevó cada sociedad.

Tabla 2
Índices de Democracia
Promedios, Máximos, Mínimos y Desviaciones Típicas

Índices de Democracia: Valores promedio, máximos y mínimos. Desviaciones típicas
Las unidades de análisis son los países de la Tabla anexa Valores Democráticos de Inglehart y Schwartz por País, correspondientes al Periodo WVS (2003-2004). Fuente: José Eduardo Jorge (2019). Cálculos propios

Veamos primero algunos resultados generales de las diversas medidas de nivel de democracia para nuestro universo de naciones. Una observación inicial es que, como esperaríamos, los dos índices de “democracia efectiva” arrojan promedios más bajos que los otros instrumentos, con excepción del barómetro DB en el grupo específico de las democracias establecidas (Tabla 2).

Al hacer depender el nivel de democracia de la vigencia real –no solo del reconocimiento formal- de los derechos de los ciudadanos, las medidas propuestas por Inglehart y Welzel establecen requisitos más estrictos que casi todas las demás. En las ecuaciones de cálculo de EDI I y EDI II, el término constituido por el promedio de RLI y CCI ó de PR y ER varía entre 0 y 1. Al multiplicar el índice de Freedom House, funciona como un factor de ponderación que solo puede mantener constante o reducir el valor final del índice compuesto.

El Barómetro DB surge como un indicador no menos riguroso de la calidad de la democracia. En la base 2016 de este proyecto, que incluye datos de 70 países a partir de 1990, el promedio global del índice en el lapso 2003-2014 es 0,52, con un máximo de 0,75 y una desviación típica de 0,095. Como se ve en la Tabla 2, estos valores se hallan próximos a los de nuestra muestra de 36 democracias “establecidas” en el mismo periodo.

Comprobamos asimismo que los valores de los dos EDI muestran mayor variación que los de DB, como manifiestan las desviaciones típicas y la amplitud de los datos mínimos y máximos.

Tabla 3
Índices de Democracia: Correlaciones

Índices de Democracia: Inter-Correlaciones
Las unidades de análisis son los países de la Tabla anexa Valores Democráticos de Inglehart y Schwartz por País, correspondientes al Periodo WVS (2003-2004).  ***p<0.001 **p<0.01. Fuente: José Eduardo Jorge (2019). Cálculos propios. 

Pese a sus diferencias conceptuales y operativas, todos los índices tienen altas correlaciones entre sí (Tabla 3). La relación más fuerte –con coeficientes entre 0,95 y 0,98- es la de VAI con FH y sus índices derivados FHS, EDI I y EDI II. Las correlaciones de estas cinco medidas con BTI –de 0,90 a 0.95- son también muy altas. DB exhibe sus asociaciones más elevadas –coeficientes entre 0,85 y 0,89- con los dos EDI, VAI y BSG. Las relaciones de menor magnitud –ambas de 0,65- se observan entre FH y BSG y entre DB y BTI.

Tabla 4
Correlaciones entre los ïndices de Democracia y la
Cultura Política Democrática: Valores de Emancipación

Correlaciones entre Cultura Política Democrática e Índices de Democracia
Los datos por país de los índices ICPD y sus componentes se encuentran en Jorge (2015, 2016a y 2017). Los puntajes de los índices de democracia son promedios trianuales o bianuales centrados en el año en que WVS relevó los datos sobre valores democráticos (puntajes y notas técnicas en Tabla anexa: Valores Democráticos de Inglehart y Schwartz por País). (1) Correlación a partir de una aproximación curvilínea cúbica. ***p<0.001 **p<0.01 *p<0.05 ɫ p<0.1 ns: no significativo Fuente: Jorge, José Eduardo (2018). Valores Democráticos para Tiempos de Crisis. Hallazgos de Dos Teorías. Question, 1(57), 1-33.

Nuestros dos índices ICPD y sus componentes tienen altas correlaciones con todas las medidas de democracia (Tabla 4). Como cabe esperar, la relación menos fuerte -0,70 para el ICPD Refinado y 0,65 para el ICPD Base- es con BTI, el único de los indicadores que excluye a las democracias industrializadas de larga duración.

Nótese que la relación de los dos índices compuestos con cada una de las medidas de nivel de democracia es mayor o igual a la de su componente individual de mayor poder predictivo, con solo una pequeña desviación en el caso de BTI.

El aspecto particular de los valores emancipatorios que tiende a estar más fuertemente asociado con esta diversidad de medidas de democracia es lo que hemos denominado “respeto por los otros”, es decir, el promedio de la población que justifica la homosexualidad y el divorcio con un valor de 8 ó más en una escala 1-10. Este resultado confirma tempranos hallazgos de Inglehart (2003: 54; 2016) utilizando el índice de Freedom House. El respeto o tolerancia por quienes no pertenecen al propio grupo –definido en términos políticos, sociales o culturales- es una característica central de la democracia. Inglehart (2003: 54) descubrió que el más potente indicador de este rasgo sociocultural es, en la actualidad. el grado en que la homosexualidad es aceptada en una sociedad.

En los dos únicos índices de nuestra tabla –DB y BSG- donde el respeto por los otros no es el componente individual más potente, ese lugar es ocupado por la confianza generalizada, que incluye siempre el grado en que la gente se fía de los extraños y de las personas de otra religión y nacionalidad –esto es, del “exogrupo”- (Jorge, 2016a). En nuestra muestra de países, la confianza generalizada surge como el componente del ICPD que mejor explica por sí solo las diferencias de calidad entre democracias establecidas –el universo al que se confinan DB y BSG.

Estos resultados reflejan el hecho de que el respeto y la confianza hacia el “exogrupo” expresan con singular potencia los valores de libertad de elección e igualdad de oportunidades, que están en el núcleo del sistema de valores de emancipación y constituyen la fuerza unificadora de todos los componentes de esta estructura.

Una observación adicional es que, para todas las medidas de democracia de la Tabla 4, las correlaciones de la confianza generalizada son más altas que las de la confianza “no especificada” (la creencia en que se puede confiar “en la mayoría de la gente”). La primera demuestra ser un indicador más valido y confiable de la cultura democrática que la segunda.

Nuestros índices de cultura democrática y sus elementos tienen relaciones no-lineales con FH, FHS y VAI. Las correlaciones curvilíneas de la Tabla 4, resultado en todos los casos de aproximaciones cúbicas, son claramente más altas que los coeficientes lineales.

La Figura 1 ilustra gráficamente este hecho para los 73 países con datos de nuestro ICPD Base incluidos en el índice de Freedom House con sub-puntajes (FHS) (para un análisis basado en FH, ver Jorge, 2015 y 2016b). La curva revela que países con valores democráticos difundidos en menos de 20% de su población pueden obtener una gama bastante amplia de notas, que van desde casi cero hasta un poco por encima de 6. A partir de este nivel, para que un país alcance calificaciones cada vez más altas su cultura democrática debe aumentar a tasas crecientes. La ecuación del gráfico está expresada en valores de FHS e ICPD como proporciones. Por ejemplo, Noruega tiene un puntaje de 0,7 (70%) en el ICPD y de 1 (10) en FHS.

Figura 1
Nivel de Democracia según el Índice de Freedom House con
Sub-puntajes (FHS) y Cultura Política Democrática (ICPD Base)

Relación entre el índice de Freedom House con sub-puntajes y la Cultura Política Democrática
Click en la imagen para agrandar. Fuente: Jorge, José Eduardo (2018). Valores Democráticos para Tiempos de Crisis. Hallazgos de Dos Teorías. Question, 1(57), 1-33.

Los dos índices EDI de “democracia efectiva”, al ponderar el índice de Freedom House por el estado de derecho, transforman la relación curvilínea de FHS con nuestro índice de cultura democrática y la convierten en lineal. La correlación lineal de EDI I con el ICPD Base (Figura 2) es 0,87, frente a 0,75 de FHS.

Figura 2
Democracia Efectiva I (EDI I) y Cultura Política Democrática
(ICPD Base)

Relación entre Democracia Efectiva I y Cultura Política Democrática
Click en la imagen para agrandar. Fuente: Jorge, José Eduardo (2018). Valores Democráticos para Tiempos de Crisis. Hallazgos de Dos Teorías. Question, 1(57), 1-33.

En términos concretos, cuando los países son evaluados por el criterio más riguroso de la vigencia “efectiva” de los derechos de los ciudadanos y no solo por el nivel de su “democracia formal” –que según Inglehart y Welzel es el nivel que en la práctica mide Freedom House-, es improbable que logren mejorar su calificación en cualquier punto de la escala sin contar con valores democráticos cada vez más extendidos en la sociedad.

La comparación de las Figuras 1 y 2 muestra con claridad el grado en que las medidas de estado de derecho y control de la corrupción del Banco Mundial penalizan con rigor a los países latinoamericanos, con excepción de Uruguay y Chile. La mayoría de las sociedades de nuestra región se mueven en la Figura 2 a la izquierda de la línea de regresión, reflejando el rezago de su estado de derecho respecto de su cultura democrática e ingreso por habitante. Examino en detalle este fenómeno en otro trabajo  (Jorge, 2017; Kaufmann y Kraay, 2002).

Figura 3
Democracia Efectiva II (EDI II) y Cultura Política Democrática
(ICPD Base)

Relación entre Democracia Efectiva 2 y Cultura Política Democrática
Click en la imagen para agrandar. Fuente: Jorge, José Eduardo (2018). Valores Democráticos para Tiempos de Crisis. Hallazgos de Dos Teorías. Question, 1(57), 1-33.

Si el índice de Freedom House es ponderado con un énfasis en la vigencia de los derechos humanos, como hacen los indicadores CIRI en EDI II, la nota de la Argentina mejora sustancialmente, subiendo de 2,9 en EDI I a 5,7 en EDI II.  En la Figura 3, nuestro país se ubica ahora sobre la línea de regresión. Esto significa que su puntaje en esta versión de “democracia efectiva” se ajusta a lo que cabe esperar por su cultura democrática. Aunque en menor proporción, también mejoran las notas de Brasil, Uruguay, Ecuador, Guatemala y Perú (ver Tabla anexa).

Figura 4 
Voz y Rendición de Cuentas (VAI) y Cultura Política Democrática (ICPD Base)

Relación entre Voz y Rendición de Cuentas (Banco Mundial) y Cultura Política Democrática
Click en la imagen para agrandar. Fuente: Jorge, José Eduardo (2018). Valores Democráticos para Tiempos de Crisis. Hallazgos de Dos Teorías. Question, 1(57), 1-33.

Voz y Rendición de Cuentas (VAI) del Banco Mundial exhibe asimismo una relación curvilínea con la cultura democrática (Figura 4), pero la correlación lineal de este índice (0,80) es más elevada que la de FHS y FH y apenas inferior a la de EDI II.

La relación más fuerte entre nuestra medida de cultura política democrática y cualquiera de los índices considerados (R=0,88) es con el Barómetro de la Democracia (DB) en el universo acotado de las democracias establecidas (Figura 5). Las Figuras 6 y 7 presentan los diagramas de dispersión para los índices de Transformación y de Gobierno Sustentable de Bertelsmann Stiftung.

Figura 5 
Barómetro de la Democracia (DB) y Cultura Política Democrática (ICPD Base)

Relación entre Barómetro de la Democracia (Democracy Barometer) y Cultura Política Democrática
Click en la imagen para agrandar. Fuente: Jorge, José Eduardo (2018). Valores Democráticos para Tiempos de Crisis. Hallazgos de Dos Teorías. Question, 1(57), 1-33.

Figura 6 
Índice de Transformación de Bertelsmann (BTI) y
Cultura Política Democrática (ICPD Base)

Relación entre el índice de Transformación de Bertelsmann y la Cultura Política Democrática
Click en la imagen para agrandar. Fuente: Jorge, José Eduardo (2018). Valores Democráticos para Tiempos de Crisis. Hallazgos de Dos Teorías. Question, 1(57), 1-33.

Figura 7 
Índice de Gobierno Sustentable de Bertelsmann (BSG) y
Cultura Política Democrática (ICPD Base)

Índice de Gobierno Sustentable (BSG) de Bertelsmann y Cultura Política Democrática
Click en la imagen para agrandar. Fuente: José Eduardo Jorge (2019). Cálculos propios

En la teoría de Inglehart y Welzel (2005), el impacto del cambio cultural sobre las instituciones sigue una dinámica “tectónica” (Welzel, Inglehart y Kruse, 2016; Jorge, 2017: 177-8). La creciente difusión de los valores democráticos en una sociedad aumenta gradualmente la “presión” popular por más libertades, hasta alcanzar un umbral o “punto de ruptura” capaz de desencadenar cambios institucionales.

En análisis anteriores (Jorge, 2015, 2016b) habíamos notado que el 80% de los países con nota máxima (diez) en el índice original de Freedom House (FH) tenía valores democráticos difundidos en más del 40% de la población según nuestro ICPD Base. Aquí supera este mismo umbral entre el 70% y el 79% de los países con nota igual o mayor a 6,5 en EDI I, 7 en EDI II, 8 en VAI, 5 en DB y 6,5 en BSG.

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de Inglehart y Schwartz

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José Eduardo Jorge (2010): Cultura Política y Democracia en Argentina,
Edulp, La Plata
José Eduardo Jorge (2018): «Valores Democráticos para Tiempos de Crisis. Hallazgos de dos Teorías»,
Question, 1(57), pp. 31-33
Texto ampliado por el autor en febrero de 2019
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