Las Características
del Diario Online
José Eduardo Jorge
El periódico digital y la información política en la Era de Internet. Cambios en la producción y difusión de las noticias y en los hábitos de informacón del público. El futuro de los diarios. Impacto político de la comunicación digital. Diarios digitales y diarios impresos. Cualidades del diario digital. Jerarquía de las noticias. El hipertexto y sus efectos en los lectores de la Web. La interactividad. ¿Promueven los diarios digitales el interés por la política?
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Diarios, Política y Medios Digitales
Desde los orígenes de la democracia moderna, la lectura frecuente del diario ha sido asociada con el ciudadano implicado en los asuntos de su comunidad, proclive a informarse sobre temas políticos y dispuesto a participar en la vida pública. En el segundo volumen de la Democracia en América, publicado en 1840, De Tocqueville (2010, p. 906) puntualizaba:
Cuando los hombres ya no están ligados entre sí de manera sólida y permanente, no es posible conseguir que actúen en común en gran número, salvo persuadiendo a cada uno de que su interés particular lo obliga a unir voluntariamente sus esfuerzos a los esfuerzos de los otros. Esto solo puede hacerse habitual y cómodamente con la ayuda de un periódico…
Las democracias directas de la Antigüedad, surgidas en comunidades pequeñas y homogéneas, se fundaban en la deliberación en la plaza pública y el conocimiento personal. La democracia representativa tomó forma en los siglos XVIII y XIX en grandes sociedades nacionales que la revolución industrial estaba transformando y diversificando.
Las tradiciones, valores y normas de la prensa escrita se constituyeron en el largo y turbulento periodo en que las monarquías fueron cediendo terreno a las instituciones representativas. Partícipes directos de las luchas que llevaron a establecer las nuevas instituciones y los derechos que las acompañan, los periódicos se conformaron como foros de análisis y debate político, voces de partido y formadores de identidad de los grupos sociales emergentes (Popkin, 2002).
Siglos después, franqueando radicales cambios de la sociedad, la tecnología y la cultura, el diario sigue siendo el medio de comunicación más estrechamente ligado a la vida política, y aquel cuyo uso está asociado de modo más consistente con el compromiso cívico y político (Norris, 2000; Newton, 1999; Jorge, 2010a, 2010b y 2014; Jorge et al., 2013a y 2014).
Este rasgo original de los periódicos se ha conservado a través de mutaciones estructurales de la comunicación masiva provocadas por la radio en los años veinte, la televisión en los cincuenta e Internet desde mediados de los noventa. Pese a haber introducido innovaciones decisivas en la comunicación política, ni la radio ni la televisión asignaron nunca a los asuntos públicos la amplitud y profundidad de cobertura que les ha consagrado la prensa escrita.
El futuro del diario está hoy en discusión en algunas democracias posindustriales, debido a una prolongada disminución de la circulación y los ingresos. La “comunicación posmoderna” (Norris, op. cit., p. 38) transformó por la base a la que había regido en las democracias de posguerra, donde una audiencia homogénea se informaba a través de unos pocos diarios impresos de gran tirada y algunas emisoras de televisión abierta y radio.
Distinguen al escenario actual, junto a las comunicaciones globales y la propiedad más concentrada de los medios, la diversificación de los canales, una audiencia muy fragmentada –que se acompaña de una intensa competencia para ganar su atención-, la creciente segmentación de los contenidos y la expansión de Internet, plataforma de una diversidad de medios interactivos en constante evolución, que crean un público capaz de dialogar y producir sus propios mensajes (Jorge, 2013 y 2010c).
Diarios Digitales vs. Diarios en Papel
Todos estos cambios han tenido un impacto profundo en el funcionamiento de los periódicos, la producción y difusión de las noticias escritas y los hábitos de información del público (Fenton, 2010; Brock, 2013; Fuller, 2010). Las consecuencias para la comunicación política son motivo de fuerte controversia.
La voluminosa literatura enmarcada en las llamadas teorías del malestar mediático subraya que el valor del entretenimiento, dominante en la programación de la TV –que busca despertar y retener el interés de una audiencia atraída por múltiples opciones de consumo cultural- ha alcanzado también a los diarios: éstos se habrían vuelto más sensacionalistas y darían menos prominencia a la cobertura política (Jorge, 2010a y 2010c).
Los periódicos establecidos reciben empero de Internet el desafío más apremiante. La migración de lectores hacia sus propias versiones digitales y otras fuentes de noticias en la web –portales, blogs, Google Noticias y similares- plantea serios interrogantes sobre la viabilidad económica y los estándares de calidad de la actividad periodística.
El debate entre tecno-optimistas y escépticos sobre los potenciales efectos democráticos de Internet ha sido abordado en otros artículos (Jorge, 2014; Jorge et al., 2014). La mayor parte de las investigaciones emprendidas hasta ahora solo han registrado pequeños “efectos” positivos de la comunicación online sobre el interés y la participación política (Boulianne, 2009; Bimber y Copeland, 2013).
Uno de los resultados del proyecto de investigación 11/P218 “Cultura Política y Medios de Comunicación”, dirigido por el autor de este artículo, fue que seguir las noticias políticas en la Web y discutir de política en las redes sociales está asociado con un mayor interés por los asuntos públicos, aunque parece ser el interés previo el que motiva a las personas a usar Internet con fines políticos (ver también Jorge et al., 2015).
Estas conclusiones surgieron de una serie de modelos de regresión y path analysis, calculados a partir de los datos de una encuesta domiciliaria a una muestra representativa de los habitantes de 16 y más años en la Región Capital de la Provincia de Buenos Aires (Argentina), que se implementó en el marco del proyecto 11/P218 durante el segundo semestre de 2013.
La hipótesis, planteada por un número de estudiosos, de que el uso habitual del diario digital podría ejercer sobre los lectores un impacto político diferente del que produce el diario impreso, fue otro de los aspectos abordados en nuestra investigación.
Respecto del interés por la política, nuestros modelos no arrojaron evidencia empírica de que la preferencia por la forma digital o impresa del diario está asociada a diferencias de interés entre sus lectores. El análisis sugiere que es el hábito de leer el diario con frecuencia –sea en Internet o en papel- lo que tiende a estar relacionado con un mayor interés.
Atributos del Diario en Internet
Los diarios digitales poseen un conjunto de cualidades diferentes a las de las ediciones en papel, que hacen de su lectura una experiencia con posibles efectos políticos distintivos en una serie de aspectos cognoscitivos, motivacionales y de conducta.
Una característica señalada con frecuencia se refiere al grado y el modo en que el diario sugiere al lector una determinada jerarquía de las noticias del día (Eveland et al., 2004). Los diarios impresos tradicionales comunican claramente, a través de ciertos indicios (“cues”), cuáles son, según el editor, las noticias más importantes.
La información principal encabeza normalmente la primera plana. El orden de relevancia de los demás artículos se indica por medio de un conjunto de señales: la página en la que aparece la nota y la posición que ésta ocupa en ella, el tamaño del título, el espacio dedicado al texto y a los complementos del título, el número y dimensión de las fotografías.
El típico diario online presenta la información de manera diferente. En la home page, si bien las principales noticias están ordenadas, el espacio que se les asigna, el tamaño de las fotografías y los demás “indicios” de prominencia muestran poca variación. Otros artículos de la portada suelen quedar relegados a listas organizadas por tema –política, deportes, espectáculos, etc.-, de un modo que replica débilmente la estructura de secciones del periódico en papel.
La continua actualización de los contenidos en la Web hace que, con el transcurso del día, aumente en la home page la prioridad de los hechos más recientes por encima de los más importantes.
La organización del contenido entraña una segunda diferencia sustancial entre las dos plataformas. La edición Web del diario es un hipertexto que puede ser navegado de manera no lineal. Un hipertexto consiste en una red de documentos o nodos interconectados, entre los que es posible moverse siguiendo cualquier dirección.
Un nodo es una unidad de información autosuficiente –en nuestro caso, un artículo-, y la conexión entre dos nodos es un enlace o link. La red de nodos puede adoptar distintas formas o topologías –con o sin jerarquías generales o locales entre los documentos-, que definen la estructura del hipertexto. Un sendero o path es una secuencia ordenada de nodos dentro de la red, seguida de hecho por el lector o sugerida por los editores.
Los links que salen de una noticia en un diario digital suelen estar insertos en el texto mismo del artículo o en una lista aparte y contigua. Normalmente remiten al usuario a notas anteriores –que le proveen la historia del tema que está leyendo-, a información en profundidad de fuentes externas al periódico, o a tópicos similares que, si bien no tienen un vínculo directo con el tema original, contribuyen a que los lectores adquieran conciencia de la interconexión de muchos sucesos a nivel local, nacional y mundial.
Efectos del Hipertexto en los Lectores
El hipertexto es una forma de organizar la información que no está restringida al medio digital: es posible plasmarla en papel y otros soportes. El diario impreso, sin embargo, estructura sus contenidos de un modo esencialmente lineal. De aquí surge una tercera propiedad diferencial entre las dos plataformas.
A medida que el lector hojea un diario en papel, queda expuesto a artículos en los cuales no está interesado a priori. La configuración hipertextual del periódico digital da al usuario un control mucho mayor del flujo de información que recibe, pues lo estimula a seleccionar los artículos que más le interesan.
El periódico online y la Web en general favorecen la exposición selectiva de las personas a los contenidos que son más prominentes para ellas y, quizás también, a los que son más afines a sus propios puntos de vista. Las posibles repercusiones son arduamente debatidas (Jorge, 2014; Knobloch-Westerwick y Johnson, 2014; Garrett, 2011; Kim, 2008).
Algunos autores sugieren que la edición en papel proporciona una “agenda de la comunidad” –un “Nosotros Diario”- y la versión online otra personalizada: un “Yo Diario” (Schönbach et al., 2005). Se ha planteado, en consecuencia, que el diario online podría hacer del usuario un ciudadano menos consciente de los temas relevantes de la agenda pública que no caen dentro de su foco personal de interés.
Pese a que el periódico digital ofrece, si se incluyen sus enlaces, un volumen de información muy superior al de su contraparte impresa, el usuario, mientras hace scroll en la portada, encuentra textos mucho más breves que los artículos completos que halla el lector que hojea el diario en papel.
El entorno online podría inducir así una “lectura rápida” y más superficial que la estimulada por el medio tradicional. Durante el scroll, si la persona hace click en un título para leer una noticia, pierde de vista a todas las otras que la rodeaban. Esto no sucede cuando se detiene a leer un artículo mientras hojea la edición en papel. En compensación, el usuario online tiene la posibilidad, utilizando los links a notas relacionadas, de profundizar en los tópicos de su interés en un grado inaccesible para el lector tradicional.
Eveland et al. (2004) destacan que muchas teorías sobre el procesamiento humano de la información postulan que la estructura de la memoria consiste en varios nodos interconectados mediante enlaces. Existiría, pues, un isomorfismo entre el hipertexto y la memoria humana.
Aunque fue Ted Nelson quien acuñó la palabra “hipertexto”, en un paper presentado en 1965 en una conferencia nacional de la Association for Computing Machinery (Wolf, 1995), el concepto había sido anticipado veinte años antes por el ingeniero Vannevar Bush: en su artículo “As We May Think”, publicado en la revista Atlantic Monthly, describía su visión de una máquina que denominó “Memex”, una abreviatura de “memoria extendida” (Bush, 1945).
Advertía Bush que el creciente volumen de producción científica estaba superando la capacidad de los investigadores de hacer uso del material publicado, debido a la antigüedad de los métodos de almacenamiento de información. Los catálogos de las bibliotecas, señalaba, eran artificiales: la información está en un solo lugar, debe rastrearse avanzando de una subclase a otra y, hallado el ítem, se debe emerger del sistema y reingresar por otro camino.
La mente humana “no trabaja de esa manera”, sino que “opera por asociación”. Con un ítem a su alcance, sale disparada en el acto hacia otro sugerido por la asociación de pensamientos, de acuerdo con la “intrincada telaraña (web) de senderos (trails) transportada por las células del cerebro”.
Bush no creía posible duplicar artificialmente este proceso mental, pero sí imitarlo. Pensaba que la selección por asociación ya podía ser mecanizada en su época e ilustró su visión con un futuro dispositivo en el que un individuo podría guardar y consultar todos sus libros y registros (por ejemplo, en microfilm). Aunque el Memex permitiría consultas “convencionales”, su “rasgo esencial” sería la posibilidad que daría al usuario de crear un catálogo asociativo, ligando dos o más ítems mediante lo que hoy llamaríamos “links” y senderos (“paths”) entre nodos.
Interactividad, Feedback y Diálogo
Los mecanismos de feedback y diálogo representan una cuarta característica en la que divergen los diarios online y en papel. Los usuarios de Internet pueden opinar y discutir en tiempo real en el foro del periódico sobre las informaciones publicadas, una alternativa que las ediciones impresas ofrecen solo de manera incipiente a través del correo de lectores.
Desde el punto de vista del procesamiento humano de información, las propiedades del diario digital potencian un atributo distintivo de la Web: la interactividad. En términos genéricos, ésta alude al grado en que la comunicación reflexiona sobre sí misma y responde al pasado (Newhagen y Rafaeli, 1996). Si bien las definiciones y los usos del concepto en el ámbito académico no son uniformes, resultan solo “marginalmente inconsistentes” (Kiousis, 2002). En nuestro caso específico, la interactividad remite en lo esencial a la capacidad de los usuarios de intervenir en la producción, el consumo, la interpretación, la discusión y la difusión de las noticias.
La descripción precedente de las cualidades de los diarios en cada plataforma es congruente con el mix de seis atributos propuesto por Eveland (2003) para estudiar los efectos de las nuevas tecnologías en la propagación de las noticias. Las diferencias entre los medios de comunicación pueden ser analizadas en función de sus atributos de contenido, organización o estructura, interactividad, grado de control del usuario, textualidad y canal sensorial.
Eveland restringe la noción de “textualidad” al grado en que los medios usan signos alfanuméricos abstractos, cuya comprensión requiere una clase particular de aprendizaje. Nada impide, sin embargo, extender la idea de texto para incluir todos los tipos de signo y su capacidad para transportar significados ubicados dentro de un continuum abstracto-concreto: lo ha hecho desde hace tiempo la tecnología educativa (Jorge, 1990, pp. 63-80).
Es posible integrar este enfoque, basado en los atributos, al marco conceptual y operativo más amplio que hemos empleado en otros trabajos (Jorge, 2010b, 2012 y 2014; Jorge et al., 2013a, 2015 y 2014). La organización, la interactividad, el control, la textualidad y el canal corresponden a lo que en estos trabajos previos llamamos la forma del medio, por contraste con los contenidos y la intensidad de uso del medio (Norris, 2000; Newton, 2000 y 1999).
Dentro de este marco, que se apoya en buena medida en la teoría de los usos y gratificaciones (Ruggiero, 2000), la cuestión de los contenidos surge de preguntar sobre los propósitos de uso de cada medio. La magnitud o intensidad de uso es una medida cuantitativa de utilización de un medio, para la que suelen emplearse escalas ordinales -“con frecuencia”, “en ocasiones”, etc.-, o de intervalo, en términos de horas o minutos de uso durante un día “promedio”.
¿Cuánta Información Retiene el Lector Online?
Los contrastes entre el diario digital y el impreso plantean una serie de interrogantes que vienen siendo abordados por la investigación de los efectos de los medios. Un conjunto considerable de estudios inquiere si los atributos propios de cada plataforma producen diferencias de aprendizaje del material contenido en las noticias. Los resultados no son hasta ahora del todo consistentes.
Una primera ola de investigaciones, que se extendió hasta comienzos de siglo, detectó algunas diferencias favorables al diario impreso. Los resultados posteriores son más matizados. Entre ellos están los obtenidos por Eveland y Dunwoody (2002) en un experimento en el que un número de personas fue expuesto a contenidos online e impresos. Partiendo del postulado de un isomorfismo entre el hipertexto y la memoria humana, los autores asumen que un concepto puede ser representado psicológicamente como “un nodo en una red”.
Las propiedades del concepto equivalen a links “etiquetados” que salen del nodo hacia otros nodos o conceptos. Denominan elaboración al proceso de realizar conexiones mentales entre piezas relacionadas de información, y escaneo selectivo a la estrategia seguida por los usuarios para seleccionar información sobre la base de criterios personales de relevancia e interés. Su conclusión fue que la Web, en comparación con el material impreso, aumentaba el aprendizaje al estimular una mayor elaboración, pero lo reducía al incrementar el escaneo selectivo.
En un estudio experimental posterior, Eveland et al. (2004) examinaron los efectos de un atributo específico: los enlaces que salen del texto de una noticia online. Hallaron que estos links pueden disminuir el aprendizaje de los hechos referidos por la noticia, pero que, al mismo tiempo, suelen contribuir a que los usuarios habituales de la Web adquieran estructuras de conocimiento de los temas públicos más densamente interconectadas. Este segundo efecto, sin embargo, se diluye entre las personas que usan Internet con poca frecuencia.
Opgenhaffen y d’Haenens (2011) descubrieron que el aprendizaje de los usuarios experimentados de la Web se beneficia de los atributos del medio online solo cuando el contenido de las noticias presenta dificultad. Inversamente, los individuos con poca experiencia en Internet sacan provecho de esos atributos si el material de la noticia es de fácil comprensión.
El Diario Digital y el Interés por la Política
Otro conjunto de investigaciones explora las posibles capacidades diferenciales de las plataformas online y en papel para incentivar el interés y la participación política. Estos trabajos son parte de una línea más amplia de estudios que aborda la tesis, formulada ya cuando Internet se convirtió en medio masivo, sobre el potencial democrático de la red (Jorge, 2014, 2013 y 2010b; Jorge et al., 2014; Boulianne, 2009; Bimber y Copeland, 2013; Mossberger et al., 2008).
Este campo más general de indagación ha derivado en una división entre “tecno-optimistas” y “tecno-pesimistas”: los segundos relativizan los presuntos efectos democratizadores de Internet, o piensan que la red no hace más que reproducir –y tal vez acentuar- las desigualdades políticas existentes en el mundo off-line (Jorge, 2014).
Declarándose “del lado de los optimistas de Internet”, Bachmann y Gil de Zuñiga (2013) desarrollaron una Escala de Preferencia de Plataforma de las Noticias, para medir en un continuum el contraste entre la lectura tradicional y online de las noticias. Su conclusión, basada en datos de una encuesta online realizada por la Universidad de Texas en Austin, es que “la preferencia por medios digitales posee fuertes efectos positivos sobre la participación cívica y política”.
Moeller et al. (2014) parten de la hipótesis de que las noticias online tienen un impacto positivo sobre la participación, a raíz de la interactividad y las oportunidades de compartir y discutir la información. Su interés se enfoca en los efectos sobre la eficacia política interna –entendida como la percepción de la propia capacidad de entender la política y participar en ella- y el hábito de votar entre la población joven.
Analizando los datos de una encuesta de panel de cuatro ondas realizada en Holanda entre personas de 15 a 18 años, observaron que, entre los medios tradicionales off-line, la lectura del diario impreso era la que mostraba los efectos más potentes. Sin embargo, el impacto más fuerte sobre la eficacia interna surgió del hábito de una participación activa online en el proceso de comunicación de la información política. La eficacia interna era a su vez un predictor significativo del voto.
Un modelo influyente de la comunicación política, con un esquema elaborado de pasos intermedios, ha sido formulado y contrastado por Cho et al. (2009). Una campaña incita a los votantes a buscar noticias activamente, tanto en los diarios impresos y la televisión como en Internet. El contenido de las noticias es a su vez interpretado y reelaborado por las personas en sus contextos y prácticas de comunicación cotidiana: esta discusión política tiene lugar cara a cara y online (ver también Shah et al., 2005).
A diferencia de la charla con amigos o familiares, la conversación en el foro de un diario digital o en las redes sociales es textual, no verbal. El usuario online que comunica sus ideas por escrito suele pensar y pre-elaborar su mensaje con más cuidado que en un contexto interpersonal. Como las ideas expresadas no existen intactas en la mente de las personas antes del acto de expresión, la discusión política en Internet, debido a la preparación previa de los mensajes, tiene, según Cho et al., implicaciones cognoscitivas (Eveland, 2001).
Este trabajo de reflexión intrapersonal asociado a la conversación textual o verbal es otro paso intermedio en el proceso de la comunicación política. Según el modelo de Cho et al., la búsqueda de noticias políticas, seguida de su discusión interpersonal u online y de la reflexión interna, conduciría a un mayor conocimiento y participación política.
Sigue: Impacto Político de los Diarios Digitales en Argentina
Anterior: Redes Sociales en Campañas Políticas
José Eduardo Jorge (2015): Diario Digital vs. Diario Impreso. ¿Cuál es mejor para la Información y la Participación Política?, Question, 1(47), pp.:377-399.
Texto editado por el autor en Agosto de 2016
Tema Ampliado: I – II – III – IV – V – VI – VII – VIII – IX
Cambio Cultural
Cultura Política Argentina
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