La Cultura Política Argentina III

Capital Social y Confianza en
las Instituciones Políticas

Cultura PolíticaJosé Eduardo Jorge

Las tendencias desde 1983. La Confianza Interpersonal en Argentina. La expansión de las organizaciones de la sociedad civil. Las organizaciones religiosas, ecológicas, culturales y humanitarias. Las asociaciones sectoriales. Respeto por las normas y las leyes. La confianza en el Congreso, los partidos políticos, la Justicia, la policía y los movimientos sociales. Ir a la Parte 1: La Cultura Política Argentina I

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Capital Social y cultura democrática

Los enfoques de los Valores de Emancipación y del Capital Social coinciden en incluir la Confianza Interpersonal o Generalizada –la confianza que se extiende a los extraños y no solo a las personas próximas o semejantes a nosotros- entre las orientaciones prodemocráticas fundamentales (Jorge, 2010, pp.273-87).

La trayectoria seguida en tres décadas por el porcentaje de la población que confía “en la mayoría de las personas” (Figura 10) confirma una vez más la notable estabilidad de esta propiedad de la cultura. Pese a las oscilaciones, la línea de tendencia es prácticamente horizontal en torno del 20%.

Nuestro país, como el resto de América Latina, exhibe niveles bajos de confianza en la comparación global (Jorge, 2010, pp. 269-73). Para esta medida, la Argentina baja al lugar 41º en la Tabla A4 del Anexo (La Cultura de la Democracia en el Mundo).

Figura  10
Evolución de la Confianza Interpersonal: % de la
población que confía en «la mayoría de las personas»
 

Confianza Interpersonal en Argentina
Fuente: Jorge, José Eduardo (2015): “La cultura política argentina: una radiografía”, Question, 1(48), pp. 372-403..Elaboración propia. Datos de Latinobarómetro y cálculos propios a partir de la base de la Encuesta Mundial de Valores. Click en la imagen para agrandar

De acuerdo con los últimos desarrollos en la teoría e investigación de la confianza, que introducen el concepto de «radio de confianza» para estimar medidas ajustadas de confianza generalizada, la Argentina sube varios escalones en la comparación internacional. Esto se debe a que, si bien el nivel de confianza en nuestro país sigue siendo bajo, el radio de confianza, que se refiere a la amplitud del círculo de personas en las que confiamos -desde las más cercanas a nosotros hasta los desconocidos y la gente de otra religión o nacionalidad- es alto en términos comparativos.

La teoría del capital social subraya, como el enfoque de los Valores de Emancipacion, la importancia del Respeto por el Otro o Tolerancia y de la “Igualdad Política” entre los miembros de la “comunidad cívica” (Putnam, 1993, p. 88 y 2000, pp. 350-8). Este tipo de comunidad –observa Putnam- está unida por “relaciones horizontales de reciprocidad y cooperación, no por relaciones verticales de autoridad y dependencia”.

Crecimiento de la sociedad civil en Argentina

Esta perspectiva no descuida tampoco los modos de acción política menos institucionalizados, como los Petitorios y las Manifestaciones, que ocupan una posición central entre los Valores de Emancipación (Putnam, 2000, pp. 43-45). En términos de participación, empero, otorga máxima relevancia a la inserción estable de los ciudadanos en Organizaciones Voluntarias de todo tipo, a las que ve como “escuelas de democracia”.

Los vaivenes históricos de la Argentina han dejado su impronta en la evolución del asociacionismo voluntario (Jorge, 2010, pp. 259-69 y 2008). La recuperación de las libertades democráticas en 1983 fue seguida por un rápido crecimiento de la participación en organizaciones de la sociedad civil (Figuras 11 y 12 y Tabla A6 del Anexo: Organizaciones de la Sociedad Civil en Argentina).

Figura  11
Evolución de los Miembros de Organizaciones de la
Sociedad Civil en Argentina
– % de la población

Organizaciones de la Sociedad Civil en Argentina
Fuente: Jorge, José Eduardo (2015): “La cultura política argentina: una radiografía”, Question, 1(48), pp. 372-403..Cálculos propios a partir de la base de datos de la Encuesta Mundial de Valores. N = 4.100. Datos en Tabla A3 del Anexo: Organizaciones de la Sociedad Civil en Argentina: . Click en la imagen para agrandar

Miembros según Objetivos de las
Organizaciones Voluntarias
– % de la población  

Organizaciones Voluntarias en Argentina
Fuente: Jorge, José Eduardo (2015): “La cultura política argentina: una radiografía”, Question, 1(48), pp. 372-403..Cálculos propios a partir de la base de datos de la Encuesta Mundial de Valores. N = 4.100. Click en la imagen para agrandar

En el lapso de una década, entre 1984 y 1995, la proporción de argentinos que declararon ser miembros de al menos una organización o grupo voluntario subió del 33% al 57%. Los miembros “activos” crecieron del 19% al 34%. El asociacionismo se estabiliza en estos niveles a partir de entonces.

Las organizaciones religiosas son, por lejos, las que han atraído el mayor volumen de miembros. En 2013, el 38% de los argentinos dijo ser miembro de alguna de ellas. En comparación, el 21% mencionó una asociación deportiva, el 15% una vinculada con la educación o la cultura y el 15% una humanitaria o de caridad. Pero las que sobresalen por su crecimiento son las organizaciones ecológicas, que en tres décadas multiplicaron por diez su proporción de miembros y, ya en la medición de 2006, igualaron el nivel de inserción voluntaria de los partidos políticos.

Es probable, sin embargo, que distintas clases de asociaciones civiles tengan consecuencias políticas diferentes (Warren, 2001). Esta es un área a la vez de divergencias y convergencias entre las teorías del capital social y de la posmodernización.

Putnam (2000) presentó datos elocuentes de una aparente declinación del asociacionismo voluntario y la participación política en EEUU a partir de los años 60. Vio en ello un deterioro del tejido cívico, causado sobre todo por un compromiso menguante de las nuevas generaciones con la vida comunitaria. Para Inglehart y Welzel, en cambio, el posible declive del asociacionismo está focalizado en algunas ONGs tradicionales, entre ellas las que poseen objetivos sectoriales.

Según las hipótesis del posmaterialismo, el sistema de Valores de Emancipación o Autoexpresión –que prioriza la libertad de pensamiento y acción, la igualdad, la diversidad, el respeto o tolerancia, la participación autónoma y la confianza en los demás- implica una orientación general altruista, la disposición a tender puentes entre grupos sociales diversos y la inclinación a expresar las preocupaciones y unir fuerzas con aquellos que las comparten para la acción colectiva (Inglehart y Welzel, 2005; Welzel et al., 2005; Welzel, 2010 y 2013).

De este modo, la teoría pronostica que el capital social tiende a transformarse. Esto incluye no solo la difusión de nuevas formas de acción política. Supone además un crecimiento de organizaciones voluntarias libremente elegidas, por contraste con las asociaciones tradicionales, donde el individuo se inserta por conformidad con las normas comunitarias. Aquéllas serían asimismo organizaciones socialmente diversas –por oposición a la homogeneidad interna de las tradicionales- y perseguirían objetivos sociotrópicos, que benefician a la sociedad en su conjunto y no solo a un sector determinado.

En el caso de nuestro país, las asociaciones con objetivos sociales generales –que aquí abarcan las de educación y cultura, humanitarias y ecológicas- duplicaron en treinta años el porcentaje de miembros. Éste llega al 24% en 2013 (Figura 12). Contrastando con esto, el nivel de inserción en las organizaciones con fines sectoriales –partidos, entes profesionales y sindicatos- se mantuvo prácticamente en el mismo nivel durante todo el periodo.

Respeto por la ley y las normas

Finalmente, el enfoque del capital social acentúa asimismo la conformidad con las Normas Cívicas. “La confianza [generalizada] y el propio código moral –sostiene Eric Uslaner (2002, p. 198)- lleva a las personas a apoyar altos estándares de conducta moral”. Son reprobadas acciones como comprar bienes robados, reclamar beneficios del Estado cuando no corresponde o conservar dinero encontrado. “Este fuerte apoyo a un código moral –puntualiza el mismo autor (Ibíd.)- ayuda a mantener un sistema de reglas y leyes”.

Nuestra selección de indicadores de respeto por las normas cívicas (Figura 13) presenta las tendencias, entre 1984 y 2013, del porcentaje de argentinos que “nunca justifican” una serie de comportamientos no cívicos.

Figura 13
Evolución de la Conformidad  con
Normas Cívicas 
– % de la población

Normas Cívicas en Argentina
% que «nunca» justifica aceptar una coima, engañar con los impuestos, no pagar el transporte público y reclamar sin derecho un beneficio del Estado. Fuente: Jorge, José Eduardo (2015): “La cultura política argentina: una radiografía”, Question, 1(48), pp. 372-403.. Cálculos propios a partir de la base de datos de la Encuesta Mundial de Valores. N = 6.400. Click en la imagen para agrandar

Es ostensible que entre 1991 y 2013 aumentó de modo considerable el grupo de quienes justifican recibir beneficios del Estado a los que uno no tiene derecho. Asimismo, entre las mediciones de 2006 y 2013, la justificación de los cuatro comportamientos no cívicos creció al unísono. En promedio, sin embargo, la conformidad con las normas cívicas ha experimentado solo un leve declive desde 1984.

La teoría de los Valores de Emancipación, al poner énfasis en la independencia del individuo, no ve un rasgo de la cultura política democrática en la “obediencia a las normas”, pues ésta también es compatible con la clase de lealtad a las reglas de un régimen autoritario (Inglehart y Welzel, 2005: 247-56).

La fragilidad del estado de derecho no se debe a un problema de “disciplina colectiva”. Si la disciplina suele facilitar el abuso de autoridad, la libertad de elección hace a las personas más flexibles hacia la desviación normativa y menos susceptible a la presión social.

Pero los valores de emancipación incluyen la imparcialidad –igual libertad y oportunidades para todos-, la confianza y la justicia social, que son contrarias a los comportamientos oportunistas. Estas tendencias tienden a predominar, en la comunidad y en el individuo, cuando este tipo de valores alcanza en la sociedad una masa crítica.

Estos procesos explican por qué, comparando entre países, el grado en que “nunca” se justifican conductas deshonestas no exhibe relación con el estado de derecho y la democracia. En las encuestas, los individuos con valores de emancipación arraigados suelen responder de modo contrario a lo que se espera socialmente, al tiempo que un alto rechazo a la violación normativa en un país indica con frecuencia que en esa sociedad el oportunismo es un problema generalizado.

La confianza en las instituciones políticas

No es infrecuente que la crisis de los partidos argentinos se compare con la de los europeos, como si respondieran a las mismas causas. Lo visto hasta aquí sugiere que la relación de los argentinos con la política no puede asimilarse con lo observado en democracias posindustriales y largamente estables (Dalton, 2004; Dalton & Wattenberg, 2000).

Apuntamos ya que la evolución de la participación replicó entre nosotros un patrón habitual en los procesos de instauración o restauración de la democracia y que el declive de la implicación y la confianza políticas se agravó aquí por las agudas crisis económicas y su interacción con las turbulencias institucionales (Jorge, 2012b, 2010a, 2008b y 2007).

La crisis de diciembre de 2001 representó un colapso político: la credibilidad de las instituciones –no así el apoyo a la democracia- se desplomó a niveles inéditos. Pero la crisis de confianza había empezado mucho antes (Figura 14). En 1984 confiaba “mucho” o “bastante” en el Congreso el 72% de la población; en 1991 –luego de la hiperinflación de 1989 y la salida anticipada de Alfonsín-, el 11% (Jorge, 2010, pp. 177-217). La credibilidad de los partidos –nuestros datos comienzan para éstos en 1995- es todavía más baja. En la serie de la WVS, ambas instituciones políticas tocan un piso en 1999.

Figura 14
Interés por la Política y Confianza en Instituciones y
Movimientos Sociales en Argentina 
– % de la población

Interés por la Política y Confianza en las Instituciones Políticas en Argentina
Fuente: Jorge, José Eduardo (2015): “Los Jóvenes y la Cultura Política Argentina”, I Congreso Comunicación Popular (CCP), UNLP-FPyCS, La Plata (Argentina), 1-4 de septiembre de 2015. Cálculos propios a partir de la base de datos de la Encuesta Mundial de Valores. N=6.400. Click en la imagen para agrandar

El estudio Latinobarómetro registró en 2002 –cuando resonaba la consigna “que se vayan todos”- que solo el 4% de los argentinos confiaba “mucho” o “algo” en los Partidos y apenas el 9% en el Congreso (Figura 15).

Figura 15
Evolución de la Confianza  en el Congreso, los Partidos,
la Justicia y la Policía 
– % de la población que confía «mucho»
o «algo» en cada institución

Confianza en el Congreso, los Partidos Políticos, la Justicia y la Policía en Argentina
Fuente: Jorge, José Eduardo (2015): “La cultura política argentina: una radiografía”, Question, 1(48), pp. 372-403.Elaboración propia, con datos de Latinobarómetro. Click en la imagen para agrandar

La última década, sin embargo, mostró claros signos de una repolitización de la sociedad argentina. La porción de los argentinos “muy” o “bastante” interesados por la política, que tras el techo de 43% en 1984 había caído consistentemente hasta un 18% en 1999, cambió de dirección en 2006 y recobró en 2013 los niveles de 1991: alrededor de un tercio de la población.

Acompañando este mayor interés por los asuntos políticos, la credibilidad del Congreso –y, en menor medida, en los partidos- se recuperó en grado no desdeñable.

Vemos además en la Figura 14 la trayectoria de la confianza en dos movimientos sociales que son relevantes desde el punto de vista teórico. La credibilidad del Movimiento Feminista se ubica siempre entre 10 y 5 puntos porcentuales por encima de la del Congreso, pero su evolución sigue las tendencias de la confianza y el interés políticos: declinante entre 1995 y 1999; ascendente a partir de 2006.

La confianza en el Movimiento Ecologista es mucho más alta que las otras –llega en 1999 a superar en 30 puntos porcentuales la del feminismo- y su trayectoria parece responder a una lógica diferente. Experimenta, sin embargo, una baja continua, que completa los 14 puntos entre 1995 y 2013. En consecuencia, la brecha con las demás instituciones se reduce sustancialmente en este último año.

Sigue: La Cultura Política Argentina IV
Valores Humanos Básicos y Cultura Democrática

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Valores de Emancipación o Autoexpresión

 José Eduardo Jorge (2010): Cultura Política y Democracia en Argentina,
Edulp, La Plata
José Eduardo Jorge (2015): «La Cultura Política Argentina: una Radiografía«,
Question, 1(48), pp. 372-403
Texto ampliado por el autor en marzo de 2018
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Cambio Cultural
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José Eduardo Jorge (2016): Teoría de la Cultura Política. Enfocando el Caso ArgentinoQuestion, 1(49), pp. 300-321

Bibliografía

Inglehart, R. & Welzel, C. (2005): Modernization, Cultural Change, and Democracy, Cambridge University Press.

Jorge, José Eduardo (2010a): Cultura Política y Democracia en Argentina, Edulp, La Plata.

Jorge, José Eduardo (2008): «Radiografía del Capital Social en Argentina», Question, 1(19).

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Uslaner, E. (2002): The Moral Foundations of Trust, Cambridge University Press, Cambridge.