Influencia de los Medios en la Política Argentina

El impacto político de la
televisión y los diarios

Temas Clave Medios de ComunicaciónJosé Eduardo Jorge

Los efectos de de diarios y libros sobre el interés y la participación.  ¿Tiene la televisión un efecto desmovilizador? Efectos de los medios sobre la confianza política. Ir a la Parte 1Medios y Política en Argentina

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En nuestra investigación, los medios de comunicación no aparecieron entre los factores más gravitantes, pero su influjo no deja de ser significativo, especialmente para el interés y el activismo políticos.

La lectura de diarios y libros

Abordaré primero el impacto de los libros y los diarios. Haber leído un libro o un diario la semana anterior (Encuesta Mundial de Valores 2006) o leer el diario todos los días (Encuesta Comunicación y Cultura Política 2008 o ECCP) aumenta la probabilidad de estar interesado por la política (Tabla Nº 1 en las Estadísticas sobre Medios y Política en Argentina anexas).

El odds de interesarse entre los que leyeron un diario es, según el indicador que se utilice, entre un 52% y un 66% mayor que el de las personas que no lo leyeron. La lectura de libros también incrementa en un 66% el odds de estar interesado.

Al examinar los determinantes del activismo (Tabla Nº 2 de las Estadísticas anexas), la lectura de diarios deja de tener significación en ambas encuestas. El efecto que permanece es el de los libros. En la Encuesta Mundial de Valores 2006, haber leído un libro la semana previa sube un 47% el odds de haber participado de una acción política no convencional. La ECCP 2008 no midió la lectura de libros.

En las regresiones, la acción de los libros y diarios ya está controlada por el nivel educativo, que se halla incorporado a los modelos. En otras palabras, los efectos que estamos observando derivan de la lectura misma de libros y diarios, independientemente del nivel educativo de la persona.

Esto se ve en el Gráfico Nº 3. En la población general, se interesa por la política el 40% de los que leyeron un libro y sólo el 18% de los que no lo hicieron. Para los periódicos, estos porcentajes son del 30% y el 15%, respectivamente.

Cuando mantenemos constante el nivel educativo, enfocándonos en el segmento de la población con instrucción media –secundario o terciario no universitario completos-, las diferencias entre lectores y no lectores de ambos tipos de medios se conservan con pequeñas variaciones.

Gráfico Nº 3 Argentinos Interesados por la Política según Lectura de Libros y Diarios En % de la población

Argentinos Interesados por la Política según Lectura de Libros y Diarios
Fuente: Jorge, José Eduardo (2010): “Impacto de los medios de comunicación sobre el interés y el activismo político de los argentinos. Un análisis a partir de encuestas nacionales y regionales”, Question, 1(27). Encuesta ECCP 2008.

En la ECCP Gran La Plata 2008 ocurre lo mismo con la lectura diaria de periódicos. En esta región se interesa por la política el 51% de las personas que leen el diario todos los días, frente al 30% de quienes leen con menos frecuencia. La diferencia se vuelve más marcada en la población de educación media –58% frente a un 20%-, pero desaparece entre los platenses de baja instrucción.

De modo similar, el Gráfico Nº 4 ilustra la repercusión de la lectura de libros sobre el activismo político no convencional, en este caso sobre una acción específica: la firma de petitorios.

En la población general, firmó un petitorio el 45% de los argentinos que leyó un libro la semana anterior, frente a un 21% de los que no lo leyeron. Cuando se desagregan los porcentajes según el nivel de instrucción de las personas, las diferencias en materia de activismo entre los que leyeron y no leyeron se van acortando a medida que crece la educación, pero no desaparecen ni siquiera entre las personas de formación más alta.

Gráfico Nº 4 Argentinos que Firmaron un Petitorio según Lectura de Libros En % de la población

Argentinos que Firmaron un Petitorio según Lectura de Libros
Fuente: Jorge, José Eduardo (2010): “Impacto de los medios de comunicación sobre el interés y el activismo político de los argentinos. Un análisis a partir de encuestas nacionales y regionales”, Question, 1(27). Encuesta ECCP 2008.

Arribamos a la interesante conclusión de que el medio de comunicación más antiguo, el libro, es el que parece jugar el rol más gravitante para el interés y la acción política. Le sigue en el papel de alimentar el interés por la política el otro medio tradicional: el diario. Ambos se caracterizan –el libro aún más que el periódico- por promover el pensamiento reflexivo y ampliar el horizonte mental de las personas.

Variedad de medios utilizados para informarse

Un segundo hallazgo sugiere que las personas más interesadas y activas en política tienden a informarse a través de una variedad de medios de comunicación (y a exponerse, probablemente, a un volumen de información más alto que el del ciudadano promedio).

Con la pregunta sobre medios de la Encuesta Mundial de Valores o WVS 2006, construí un Índice de Uso de Medios. Es la simple sumatoria del número de medios listados en el cuestionario de la encuesta –6 en total, excluyendo “conversaciones con amigos y colegas”- que el entrevistado utilizó la semana anterior “para saber lo que pasa en el país y en el mundo” (Cuadro Nº 2 de las Estadísticas anexas).

El índice varía, pues, entre 0 y 6. Con los datos de este sondeo, calculamos un segundo modelo para el interés y el activismo incorporando el índice como una única variable mediática (es decir, quitando del modelo la lectura de libros y diarios y conservando el resto de las variables no mediáticas). El Índice de Uso de Medios resultó una influencia significativa tanto para el interés como para el activismo. El odds de estar interesado aumenta un 23% por cada medio adicional usado por el entrevistado, en tanto el odds de haber realizado una acción no convencional crece un 17%.

La asociación entre el número de medios utilizados, el interés y el activismo queda expuesta de un modo más ostensible en el Gráfico Nº 5. En los dos casos, la relación es poco menos que lineal. En los tramos más altos del índice, la proporción de interesados por la política supera el 50% y la de los activos se aproxima al 70%.

Este resultado es compatible con el obtenido a partir de los dos primeros modelos. Nuestra interpretación es que los ciudadanos más interesados y activos políticamente se informan más y a través de una variedad más amplia de medios que el resto de las personas. Al mismo tiempo, a la hora de determinar qué medios en particular ejercen una mayor influencia positiva, surgen los libros y los diarios (en este último caso, sólo para el interés).

Gráfico Nº 5 Argentinos Interesados por la Política y que realizaron una Acción Política No Convencional según Nº de Medios utilizados la semana previa En ECCP Gran La Plata 2008 – % de la población

Argentinos Interesados por la Política según Medios utilizados

Fuente: Jorge, José Eduardo (2010): “Impacto de los medios de comunicación sobre el interés y el activismo político de los argentinos. Un análisis a partir de encuestas nacionales y regionales”, Question, 1(27). Encuesta ECCP 2008.

Hay dos aspectos más a resaltar. En primer lugar, al incorporar a los modelos del interés y el activismo el Índice de Uso de Medios y quitar la lectura de libros y diarios, la medida típica de la potencia explicativa de este tipo de modelos, la pseudo-R2 de Nagelkerke, apenas cambia (Tablas Nº 1 y Nº 2 de las Estadísticas anexas). Esto es en parte reflejo de que, como hemos dicho, la influencia de los medios no es demasiado importante.

En segundo lugar, entre los indicadores de uso de medios de la Encuesta Mundial de Valores 2006, ninguna de las influencias significativas ejerce una acción negativa sobre el interés y el activismo; esto se verá alterado con los modelos basados en los datos del Gran La Plata.

El impacto de la televisión

La ECCP 2008, si bien no mide la lectura de libros, contiene una batería más amplia de indicadores sobre medios que la WVS. Los resultados de nuestra encuesta regional confirman en parte los de la WVS, pero nos ofrecen nuevas e importantes conclusiones. Quizás la más intrigante es la vinculada con los efectos de la televisión.

Disponemos ahora de una medida exhaustiva del tiempo de exposición a la TV. Se trata de una escala que va de 0 a 13 horas. Este indicador es significativo tanto en la regresión del interés como en la del activismo, pero su impacto es inverso en una y otra (Tablas Nº 1 y Nº 2 de las Estadísticas anexas).

Por un lado, el odds de estar interesado se incrementa un 8% por cada hora adicional de exposición a la TV; por el otro, el odds de haber llevado a cabo una acción no convencional desciende prácticamente al mismo ritmo. Veamos esto en el Gráfico Nº 6.

Gráfico Nº 6 Personas Interesadas por la Política y que realizaron una Acción Política No Convencional según Horas de Exposición a la TV ECCP Gran La Plata 2008 – En % de la población

Interesadas por la Política según Horas de Exposición a la Televisión

Fuente: Jorge, José Eduardo (2010): “Impacto de los medios de comunicación sobre el interés y el activismo político de los argentinos. Un análisis a partir de encuestas nacionales y regionales”, Question, 1(27). Encuesta ECCP 2008.

La figura nos revela un dato adicional. Si bien el efecto neto del tiempo de exposición a la TV es incrementar el interés por la política, la relación no es monotónica, pues a partir del tramo de las 10-11 horas el interés se desploma abruptamente.

Por el contrario, la asociación entre tiempo de exposición y activismo tiende a ser lineal. Entre las personas que miran poca televisión, la proporción de activos se aproxima al 70%, pero entre los que miran 12 o más horas disminuye casi al 45%.

En el grupo de los que menos frecuentan la pantalla chica, poco más del 35% se interesa por la política. La proporción de interesados sube con la cantidad de horas, empieza a frenar su ritmo de crecimiento a partir de las 8-9 horas, y alcanza el pico en torno a las 10-11 horas, punto en el que hay más de un 50% de interesados. En el segmento final de las 12-13 horas el interés cae nuevamente al 35%.

El signo inverso que exhibe la relación del tiempo de exposición a la TV con el interés y el activismo es sugestivo, pues el interés mantiene una asociación positiva con el activismo. Con toda lógica, cuanto mayor es el interés por la política de un ciudadano, mayor es la probabilidad de que haya llevado a cabo una acción política no convencional.

¿Cómo es, entonces, que a medida que se mira más TV, aumenta el interés (está claro que sólo hasta cierto punto), pero disminuye el activismo? Desde nuestro punto de vista, esto implica que, junto al efecto positivo sobre el interés, que tiende a aumentar el activismo, la TV produce (al menos) un segundo efecto X, que tiende a reducirlo y es más intenso que el primero.

El primer sospechoso de generar este efecto desmovilizador es sugerido por Putnam (2000, 1996), para quien la TV, cuando es utilizada fuertemente como pasatiempo, aísla socialmente y depriva a la sociedad –y al individuo televidente- de capital social. Sin embargo, no parece ser éste el caso en nuestro sondeo regional, pues el tiempo de exposición a la TV no guarda relación en el Gran La Plata con la inserción en organizaciones voluntarias ni con la confianza interpersonal.

La interpretación por la que nos inclinamos viene a apoyarse en las teorías más recientes sobre la naturaleza que ha adquirido hoy la actividad de mirar televisión. Apunta al hecho de que, para muchas personas, el acto de seguir por televisión las informaciones, las discusiones y los sucesos políticos, es vivido como una experiencia de participación política en sí misma. Este tipo de participación virtual tendería a sustituir en estos ciudadanos a otras formas de participación “real”.

Bucy señala que “el uso de los medios ya no más una simple cuestión de búsqueda de absorción de información, sino una ‘experiencia’ que es por naturaleza crecientemente participativa y ha crecido en forma indistinguible de la misma implicación con la política”. Dicho de un modo más diáfano, “en una era de inmersión en los medios electrónicos, la exposición a noticias políticas y la participación política comienzan a representar el mismo constructo” (Bucy, 2005, pp. 108-109).

Si bien no debemos apresurarnos a catalogar esta participación en la “realidad virtual” creada por los medios electrónicos como mera “ilusión”, opuesta en un todo a la implicación en la “realidad real” de la política –pues, como bien apunta Bucy, muchas actividades políticas se concretan u organizan hoy a través de ese tipo de medios, y éstos proveen “el escenario real del proceso político mismo”-, tampoco podemos hacer rápidamente a un lado la hipótesis de que la TV, a diferencia de Internet, entrañe un grado de pasividad del usuario que acentúe el efecto desmovilizador.

El mismo autor observa que los nuevos formatos interactivos de la televisión –como los programas donde los políticos responden a las preguntas del público, sea que éste se halle en el estudio o llame por teléfono- suponen para la masa de los telespectadores una participación imaginaria, pero que esto “es irrelevante si la experiencia de participación conduce a un sentido más elevado de eficacia personal y capacidad de respuesta (‘responsiveness’) del sistema” (Bucy, op. cit., p. 111).

Internet es una tecnología diferente, pues se trata de un medio interactivo por naturaleza. Una gran parte de los usuarios dialogan y no pocos producen su propia información. No sólo muchas actividades políticas tienen lugar íntegramente en la red, es decir, en el mundo virtual. También hay formas de participación política que se coordinan en Internet y se concretan en el mundo real. El problema, por el momento, es que el grupo de usuarios de Internet, aunque en rápido crecimiento, todavía no ha alcanzado masa crítica para aparecer con más fuerza en nuestros modelos.

A pesar de esto, cuando en el Gran La Plata introducimos el uso de Internet en un segundo modelo de regresión del activismo, surge que para el grupo de usuarios de la red (cualquiera sea el tiempo que la utilizan), el odds de haber realizado una acción no convencional es superior en un 75% al odds del grupo de no usuarios. En la WVS 2006, la utilización de Internet (durante la semana anterior, “para saber lo que pasa”), no es significativo (Tabla Nº 2 de las Estadísticas anexas).

Con el impacto que el tiempo de exposición a la TV tiene sobre el activismo ganan respaldo algunas hipótesis del “videomalestar”. Ese influjo abona la idea de que es la forma o naturaleza de la TV la que vuelve a ese medio poco adecuado, al menos, para la acción política.

Contenido de los programas de televisión

Más evidencia de las mismas regresiones de la ECCP 2008 viene a reforzar otros postulados del videomalestar, ahora referidos a los efectos del contenido. Los ciudadanos que consideran a la TV como su fuente de información política “más confiable” se interesan menos por la política y son menos activos que el resto de las personas (Tablas Nº 1 y 2 de las Estadísticas anexas y Gráfico Nº 7).

Gráfico Nº 7 Personas que realizaron una Acción Política No Convencional según Fuente de Información Política más Confiable ECCP Gran La Plata 2008 – En % de la población

Participación según Fuente de Información Política

Fuente: Jorge, José Eduardo (2010): “Impacto de los medios de comunicación sobre el interés y el activismo político de los argentinos. Un análisis a partir de encuestas nacionales y regionales”, Question, 1(27). Encuesta ECCP 2008.

Una interpretación plausible es que las personas con poco interés por la política tienden a privilegiar un medio que demanda para informarse menos esfuerzo que, por ejemplo, el diario o los libros. El 41% de la población del Gran La Plata –una mayoría que se corresponde con los promedios de la Argentina y de otros países- confía en la televisión con ese propósito.

Utilizar la TV como principal entretenimiento también parece estar asociado con un menor interés, pero este dato es más débil, pues en términos estrictos el indicador no llega a ser estadísticamente significativo (p<0.1).

Por otra parte, a pesar de tratarse de un pequeño número de casos en el sondeo regional –sólo un 4% de la población del Gran La Plata dijo que Internet era su fuente más confiable para la política-, es interesante notar que el 100% de los miembros de este grupo son políticamente activos. Esto coincide con nuestros comentarios previos sobre la relación entre uso de Internet y activismo.

Los medios y el cinismo político

Acerca del posible impacto de los medios de comunicación sobre la desconfianza, el cinismo y el sentido de ineficacia externa, nuestros resultados sugieren que esa influencia podría ser más bien esporádica y circunstancial.

De cualquier modo, de 9 indicadores que surgen como relevantes en esos modelos, 7 tienden a respaldar la teoría de la movilización y sólo 2 la del malestar (Tablas Nº 3 y Nº 4 de las Estadísticas anexas).

Por ejemplo, leer  diarios –con cualquier frecuencia- está asociado a una menor desconfianza en los partidos, mientras que tenerlos como la fuente de información política más confiable aumenta el sentido de eficacia externa.

El tiempo de exposición a la TV, considerar a ésta como la fuente de información política más confiable y aún usarla como el principal entretenimiento, se vincula con el acuerdo –no el desacuerdo- con la frase: “las elecciones hacen que los gobiernos presten atención a lo que piensa la gente”. El tiempo de exposición sí está relacionado con la idea escéptica de que “ni siquiera el mejor gobierno puede solucionar los problemas”.

Respecto al interés y el activismo, los resultados son compatibles con las dos grandes teorías. En general, como predice la teoría de la movilización cognitiva, informarse a través de los medios aumenta las capacidades de pensamiento y acción política de las personas, especialmente cuando éstas recurren a una variedad de medios. Algunos medios parecen ser más eficaces como movilizadores: los libros, en primer lugar; los diarios (como ha subrayado Putnam), probablemente Internet.

La televisión es el medio problemático y aquí es donde se abre paso la teoría del malestar. Por lo visto en las encuestas analizadas en este trabajo, la TV también fomenta el interés por la política –otro respaldo a la hipótesis de la movilización-, pero las dificultades surgen con el activismo.

¿Promueve la televisión la pasividad política, creando una sensación ilusoria de participación? La respuesta a esta pregunta es de la mayor importancia, pues se refiere al medio de comunicación omnipresente de nuestra sociedad. En estudios subsiguientes buscamos profundizar en estas cuestiones. 

Tablas : Estadísticas 1 y Estadísticas 2flecha-sig

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José Eduardo Jorge (2010): Impacto de los Medios de Comunicación
sobre  el 
Interés y el Activismo Político de los Argentinos. Un  Análisis
a Partir de Encuestas Nacionales y Regionales
Question 1(27)
Texto editado por el autor en enero de 2016
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